Cartas al director

De un fiscal

Percibimos la existencia en los medios de comunicación de reiteradas denigraciones del fiscal jefe de la Audiencia de Barcelona, don Carlos Jiménez Villarejo, por su empeño en la persecución de los delitos que verdaderamente cuentan y que tan a menudo permanecen impunes en las sociedades en que la democracia se queda en palabras.Esta campaña denigratoria es injusta con la persona de Carlos Jiménez Villarejo y constituye un engaño a la ciudadanía, cuyos derechos defiende el fiscal. Por ello queremos recordar a las generaciones jóvenes lo que pueden parecer pequeños detalles del historial de est...

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Percibimos la existencia en los medios de comunicación de reiteradas denigraciones del fiscal jefe de la Audiencia de Barcelona, don Carlos Jiménez Villarejo, por su empeño en la persecución de los delitos que verdaderamente cuentan y que tan a menudo permanecen impunes en las sociedades en que la democracia se queda en palabras.Esta campaña denigratoria es injusta con la persona de Carlos Jiménez Villarejo y constituye un engaño a la ciudadanía, cuyos derechos defiende el fiscal. Por ello queremos recordar a las generaciones jóvenes lo que pueden parecer pequeños detalles del historial de este jurista.

Carlos Jiménez Villarejo fue probablemente el primer fiscal que osó solicitar bajo la dictadura el procesamiento de un comisario de policía, el de Manresa, por torturas a un trabajador antifranquista, hecho que le valió años de destierro en Huesca. Aún bajo la dictadura, propuso (a la editorial Fontanella) la edición de varios clásicos de la literatura jurídica sobre los delitos "de cuello blanco", publicaciones que aquel poder político nunca permitió. Las actividades de Jiménez Villarejo en la fundación de las primeras asociaciones de jueces y fiscales para la democracia son bien conocidas. Somos muchos los que jamás olvidaremos su generosidad en la entrega a la causa de la conquista de las libertades políticas, sociales y nacionales en este país.

Ninguno de los que bajo la dictadura se quedaron en casa o se limitaron a esperar tiempos mejores, o ninguno de los que llevaban pañales en aquellas duras circunstancias, está legitimado para poner en cuestión la honorabilidad y la rectitud de este fiscal. Como tampoco debería temer su actuación ninguna persona honorable que crea en la independencia del poder judicial y la respete.-

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