Penny Marshall: "Dirigir películas es como hacer de niñera"

La realizadora de 'Big' ha trabajado en su último filme con Geena Davis y Madonna

Penny Marshall echa de menos los ramos de flores que le enviaban cuando era actriz. Hoy esta neoyorquina ronda los 50 años, vive en Los Ángeles y dirige películas, un oficio que ella compara con ser niñera. "Dirigir no tiene ningún glamour" ' afirma la directora de Big, su segundo filme y una de las comedias de mayor éxito en EE UU en los últimos años. Ahora presenta Ellas dan el golpe, una comedia sobre el nacimiento de la liga femenina de béisbol interpretada por Tom Hanks, Geena Davies y Madonna.

Penny Marshall fuma sin parar. "Ya sé que en una norteamericana es raro, tengo que dejar...

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Penny Marshall echa de menos los ramos de flores que le enviaban cuando era actriz. Hoy esta neoyorquina ronda los 50 años, vive en Los Ángeles y dirige películas, un oficio que ella compara con ser niñera. "Dirigir no tiene ningún glamour" ' afirma la directora de Big, su segundo filme y una de las comedias de mayor éxito en EE UU en los últimos años. Ahora presenta Ellas dan el golpe, una comedia sobre el nacimiento de la liga femenina de béisbol interpretada por Tom Hanks, Geena Davies y Madonna.

Penny Marshall fuma sin parar. "Ya sé que en una norteamericana es raro, tengo que dejarlo", dice con media sonrisa. Su aspecto es el de una alta ejecutiva: traje de chaqueta negro, camisa blanca, el maquillaje justo y un bolso y unos zapatos caros. Parece muy tranquila, como si nada pudiera inquietarla. "Las mujeres en Hollywood lo tiene difícil", dice, "pero mi caso no es un buen ejemplo porque yo he tenido mucha suerte". "Soy directora por casualidad", continúa. "Un día, estaba en un restaurante cenando con unos actores amigos míos que en ese momento estaban rodando una película que tenía muchos problemas con el director. El productor pasó por allí, y al ver mi actitud con los actores, me ofreció dirigir el filme".

Conciliadora

Jumping Jack flash, protagonizada por la popular actriz negra Whoopi Goldberg, fue el debú de la conciliadora Penny Marshall. En 1988 dirigió Big, protagonizada por Tom Hanks, y en 1991 Despertares, interpretada por Robert de Niro y Robin Williams."Me dijeron que tenía la energía necesaria para ser directora, que sabía tratar a gente de todo tipo y que sabía tratar a los actores. Ser director de cine es como hacer de niñera, no tiene ningún glamour ni hay nada misteriosos a su alrededor. Se trata de trabajar con mucha gente de personalidades distintas pero que por un tiempo tiene que trabajar junta", dice Marshall, que ha firmado por tres años un contrato en exclusiva con una de las productoras más fuertes de Hollywood, Columbia Pictures.

En Ellas dan el golpe, Penny Marshal ha ejercido sus dotes de canguro con un largo reparto encabezado por dos mujeres con fama de carácter fuerte y difícil: Geena Davis y la cantante Madonna.

"Madonna tiene más disciplina que ninguna de las actrices con las que he trabajado en esta película", dice. "Se pone en tus manos más que ninguna para recibir ayuda, porque sabe que la necesita. A Geena no le hace falta porque es actriz, es una mujer terriblemente inteligente, muy extravertida y divertida. En el filme, hace de diva, algo que ella no es. Madonna, en cambio, se interpreta a sí misma, hace de una chica italiana muy sexy que baila muy bien y a la que le gusta divertirse".

Penny Marshall tiene la misma dentadura -grande y saltona- que su hermano Gary Marshall, el director de la millonaria Pretty Woman, quien en Ellas dan el golpe interpreta a un rico magnate. "El problema principal de la mujeres en Hollywood es que no hay papeles para actrices, pero la causa es sobre todo la falta de escritoras", señala la directora, que para el guión de esta película buscó a dos mujeres aunque no encontró a ninguna interesada en escribir una historia protagonizada por mujeres.

El filme está dedicado a la liga femenina de béisbol, un campeonato que duró 11 años -de 1943 a 1954- y que surgió ante la posible desaparición de este deporte cuando comenzó la II Guerra Mundial y los jugadores profesionales se fueron al frente.

Las jugadoras, a las que se exigía ir peinadas y maquilladas a la perfección, vieron cómo su liga desaparecía con la vuelta de los hombres a casa. "Fue una momento irrepetible para muchas mujeres", cuenta Marshall, "y sobre todo es un episodio de nuestra historia que muy poca gente conoce".

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