César Franck orquestado por García Román

Desde hace más de 30 años, la Filarmónica de Lieja desarrolla una labor interesante y de gran calidad. Después de tener por titulares a Quinet, Rosenthal y Paul Strauss, esta formación puso a su frente, en 1977, a Pierre Bartholomée (Bruselas, 1937), conocido entonces como compositor. Estrenó en 1985 Viatges i flors, de Luis de Pablos, y ahora nos ha traído la orquestación que realizara hace dos años José García Román (Granada, 1945) de los Tres corales, para órgano, de César Franck.Excelente trabajo el del músico granadino, que inmediatamente nos advierte de la profundidad con q...

Desde hace más de 30 años, la Filarmónica de Lieja desarrolla una labor interesante y de gran calidad. Después de tener por titulares a Quinet, Rosenthal y Paul Strauss, esta formación puso a su frente, en 1977, a Pierre Bartholomée (Bruselas, 1937), conocido entonces como compositor. Estrenó en 1985 Viatges i flors, de Luis de Pablos, y ahora nos ha traído la orquestación que realizara hace dos años José García Román (Granada, 1945) de los Tres corales, para órgano, de César Franck.Excelente trabajo el del músico granadino, que inmediatamente nos advierte de la profundidad con que ha penetrado en el gran tríptico franckiano y en sus procedimientos sinfónicos. No cabe mayor fidelidad a un pensamiento y a una manera de expresarlo que la practicada por García Román, hasta el punto que a pesar de ser la obra eminentemente sinfónica en su misma naturaleza, la traslación de García Román evoca constantemente el "ideal sonoro" original propio del gran órgano romántico. Quizá se abre a los Tres corales una nueva y diversa posibilidad, y el hecho de que sea un director y una orquesta belgas quienes hayan asumido la presentación de la obra, tanto en Lieja como en Madrid, es síntoma evidente de que nuestro músico acertó en su último y arriesgado empeño.

Bartholomée y los filarmónicos de Lieja consiguieron una exposición clara que, al paso de sucesivas audiciones, acentuará la unción expresiva que parece reclamar el mensaje del que fue un gran ordenador de pasiones más que un artesano sabio.