Madrid, a la cola de las capitales europeas en el reciclado de basuras domésticas

La Europa de los tres empieza en la casa de cada uno. En Berlín y Amsterdam, los ciudadanos disponen de tres cubos de basura en la cocina. Distinguen antes de llegar a la calle lo que es el papel, el vidrio y el resto de los desperdicios. A veces apartan los productos perecederos de los otros y acumulan cuatro cubos. En Madrid, sólo ocho de cada 1.000 personas cuentan con medios para seleccionar su basura. El resto de los ciudadanos se encuentran además con problemas hasta para desprenderse de productos tan tóxicos como las pilas botón y las lavadoras y neveras, que albergan productos contamin...

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La Europa de los tres empieza en la casa de cada uno. En Berlín y Amsterdam, los ciudadanos disponen de tres cubos de basura en la cocina. Distinguen antes de llegar a la calle lo que es el papel, el vidrio y el resto de los desperdicios. A veces apartan los productos perecederos de los otros y acumulan cuatro cubos. En Madrid, sólo ocho de cada 1.000 personas cuentan con medios para seleccionar su basura. El resto de los ciudadanos se encuentran además con problemas hasta para desprenderse de productos tan tóxicos como las pilas botón y las lavadoras y neveras, que albergan productos contaminantes en su interior.

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La diferencia de hábitos entre París y Madrid nace en las escuelas. La concienciación a la que someten a los niños en las guarderías ocupa casi el 25% de la instrucción. Además, el Ayuntamiento de París, junto con la Administración central, bombardea constantemente al transeúnte con campanas publicitarias.Por todo ello, no extraña que cada 25 metros haya una papelera y cada 200 un recogedor de vidrio. Y en las casas, las familias disponen de tres cubos para la basura: papel, vidrio y el resto. La concejal de Medio Ambiente de Madrid no coincide en ello. "En París no se selecciona nada", argumenta. No obstante, reconoce que la ciudad francesa, a pesar de que en ella viven un millón menos de habitantes, gasta mucho más en limpieza que Madrid. En la capital de Francia se invierten 49.000 millones de pesetas al año para el apartado de limpieza, y en la de España, 19.000.

Entre las aceras y la calzada hay un dibujo con el perfil de un perro, por donde pasa un motorista dos veces al día para recoger los excrementos. En Madrid, los lugares destinados a los perros sólo se encuentran en algunas plazas.

Las ciudades de Alemania aún se colocan por encima de París en el apartado higiénico. Saber cómo desprenderse de los desperdicios requiere allí, casi la realización de un cursillo previo.

Cada año, en el barrio, las autoridades reparten un folleto de bastantes páginas detallando en qué fecha y cómo han de recogerse los distintos tipos de basura en cada barrio.

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Los privilegiados

Lo más parecido a eso que existe en Madrid se da en el barrio del Pilar, la Ciudad de los Periodistas y Treszonas, en la colonia de Mirasierra. En total, suman 7.000 famillias. La experiencia es que funciona bien. Los vecinos colaboran, y el Ayuntamiento pretende ampliarlo al resto de la capital.Pero el resto de los 3.172.000 madrileños deberán esperar muchos años antes de que reciclen sus desperdicios. En Alemania, periódicos, revistas y cartón de embalaje son colocados cuidadosamente sobre la acera cuando corresponde. El cristal hay que depositarlo en contenedores especiales, uno para cada color de vidrio -blanco, verde y marrón-, colocados generalmente en las proximidades de supermercados.

El Ayuntamiento de Madrid no dispone de medios para reciclar la mayoría del plástico y los productos orgánicos que se recogen. El 12% de lo que entra en una bolsa de basura es plástico. Pues bien, el Ayuntamiento sólo puede reciclar el 2% del mismo.

Si las autoridades madrileñas desean buscar un referente, Amsterdam se convierte en un caso digno de mención. Lo último en recogida selectiva de residuos domésticos acaba de aparecer allí. Se trata de unos contenedores de color verde intenso donde puede leerse: "Biobasura". A pesar de su forma clásica, este nuevo artículo sirve para depositar restos orgánicos, como cáscaras de fruta, cortezas de tubérculos, filtros de café o bolsas de té." Para su correcto uso, todos los hogares están siendo provistos de un recipiente de plástico, en cuyo interior aparece una bolsa de papel resistente y reciclable.

En la capital holandesa, y en general en todo el país, se almacenan también en casa frascos y botellas de vidrio, papel, pilas y residuos químicos caseros. Una vez a la semana aparece el contenedor destinado a los restos de productos químicos empleados en el hogar. Las capitales de Londres y Roma se encuentra, en cambio, entre las más sucias de Europa, como Madrid.

Las pilas de botón que hacen funcionar los audífonos y juguetes electrónicos son las que más contaminan en su contacto con el medio ambiente. Por eso en España el Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) inició una campaña de recogida a principios del pasado año. Estaba subvencionada en teoría por las compañías importadoras de pilas.

Los ciudadanos han respondido, pero las empresas no. Unas pagaron en su momento, otras no lo han hecho nunca, y ahora no quiere pagar ninguna. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid pretenden, "a la vista de los resultados", emprender iniciativas por su cuenta.

El Ayuntamiento inició una campaña de recogidas en cuatro barrios, pero no la amplió ante la "interferencia" del ministerio. A la Comunidad le ha ocurrido algo parecido.

El primer mes llegaron a la planta de seguridad de San Fernando de Henares 88 sobres por día, y durante el último verano, una veintena al día. Por ello, la Comunidad prepara la instalación de buzones en las puertas de los centros de la Comunidad para verter las pilas. "No la hemos empezado antes porque creíamos que los ciudadanos iban a responder", dice Luis Maestre, responsable de la Agencia de Medio Ambiente (AMA). Lo que abonaron las compañías no superó los 10 millones de pesetas. El dinero se agotó, y ninguna quiere dar el paso adelante, según fuentes del MOPT. "Empresas que regalan vídeos regatean este dinero", se queja un portavoz del ministerio.

La campaña consistía en distribuir sobres verdes impermeables y opacos a los vendedores y recogerlos después para enviarlos por correo a San Fernando de Henares. De los 160.000 sobres repartidos sólo han llegado a San Fernado 20.000.

La intención del ministerio es invertir lo suficiente para que funcioné seis meses más. Eso supone tres millones de pesetas. Éstas son, según fuentes oficiales, las empresa que pagaron: Tudor, Sanyo, Duracell, Ucar, Varta, Kodak, Sony. Las que no colaboraron: Tempel, distribuidora de Panasonic; Interinvest, distribuidora de Casio; Maxell; Seiko; Toshiba y Renata y Rayovac.

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