Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La música dialogante

Pierre Boulez (1925), los ochenta: una búsqueda prioritaria del diálogo. Diálogo de los instrumentos tradicionales y la electroacústica, diálogo de espacios, sonidos y comportamientos. El Palacio de los Deportes de Madrid es un lugar a primera vista frío para los espectáculos artísticos. Su estética es funcional, pensada para otros cines. Pero aquí se ha producido ese milagro o catarsis comunicativa cuando han actuado Miles Davis o Camarón, Bob Dylan o Maurice Bejart.No se llenó el recinto con Boulez, lástima. Sus propuestas buscan también un contacto directo, racional, actual. El compositor f...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Pierre Boulez (1925), los ochenta: una búsqueda prioritaria del diálogo. Diálogo de los instrumentos tradicionales y la electroacústica, diálogo de espacios, sonidos y comportamientos. El Palacio de los Deportes de Madrid es un lugar a primera vista frío para los espectáculos artísticos. Su estética es funcional, pensada para otros cines. Pero aquí se ha producido ese milagro o catarsis comunicativa cuando han actuado Miles Davis o Camarón, Bob Dylan o Maurice Bejart.No se llenó el recinto con Boulez, lástima. Sus propuestas buscan también un contacto directo, racional, actual. El compositor francés es también director de orquesta, ensayista, pedagogo. Se nota. Su música nos envuelve, nos sitúa en el centro de una experiencia, nos invita a una participación excitante.

Pierre Boulez

Obras: Dialogue de Pombre double (versión: números romanos) y Répons. Ensemble: Intercontemporain. Director: Pierre Boulez. Asistentes musicales: Andrew Gerzso y Cort Lippe. Técnica y desarrollo científico: IRCAM. Madrid Capital Europea de la Cultura. Palacio de los Deportes, 2 de octubre.

Intimista el Dialogue de Pombre double estrenada en Florenzia en 1985. El clarinete (come Wolfgang Amadeus Mozart, como Woody Allen) y sus transiciones grabadas y difundidas por altavoces, en simbiosis circular y hechizante. El sonido nos llega de todas partes, vemos a André Trouttet en el centro de la pista, al natural, iluminado o no por un foco: imagen perturbadora de la soledad de la música, de la creación, en un entorno inalcanzable y sin embargo abierto al viaje, intenso.

Répons (varias versiones a partir de 1981) es, por así decirlo, una hermana mayor en duración, medios y desarrollo, del Dialogue. Hagamos una descripción breve para situarnos: un conjunto instrumental de 24 músicos está situado en el centro de la pista; seis solistas ocupan las esquinas, desde el arpa al xilófono, pasando por vibráfono, címbalo y diferentes pianos, a veces con sintetizador; un sistema electrónico que amplifica, distribuye o transforma los sonidos, mediante retardos, desplazamientos de frecuencia, modulaciones y otros tratamientos de las señales sonoras.

Experimentación

La música nos rodea, nos inquieta. La incertidumbre se sitúa como un valor más firme que el placer. La experimentación prevalece sobre el decorativismo, pero en el fondo, y también en primera instancia, hay una apuesta comprometida con un tiempo preciso que no renuncia a hallazgos lingüísticos anteriores.Jorge Fernández Guerra refleja con precisión en sus oportunas notas al programa: "Pierre Boulez ha insistido en la importancia de la memoria, así como de las referencias sonoras que debe recibir para que la percepción sonora recree la forma".

Hablar de interpretación con el Ensemble Intercontemporain-IRCAM y Boulez en estas obras es volver a insistir en lo ya sabido. Evidentemente, lo hacen de una forma insuperable. Respiran esta música, respiran una experiencia compartida, con una sencillez que nos asombra.

El público, formado en una gran parte por profesionales de la música pero en los que también se encontraba algún famoso de otros campos culturales como el cineasta Pedro Almodóvar, vivió con profunda atención lo que se le estaba ofreciendo.

Pierre Boulez es un patriarca actualmente de la música de creación y genera en torno a él un clima de acontecimiento, de sensación única e irrepetible, de las que se piensa que un día se contarán a los nietos. Entre los espectadores hubo algunas deserciones, insignificantes, en Répons, seguramente por la duración, pero el éxito fue absoluto e incuestionable.

La presencia de un músico como Pierre Boulez en la vida musical madrileña significaba, más que una normalización, una auténtica necesidad. Madrid, esta vez sí, ha hecho honor al tan polémico eslogan de "capital europea de la cultura". Al menos de una cultura correspondiente a nuestro tiempo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO