Cartas al director

Superpoblación

El editorial Superpoblación pone el dedo en la llaga, al denunciar, con no pocos participantes en la conferencia de medio ambiente de Río, al Vaticano como el principal obstáculo para tratar racionalmente la superpoblación mundial. Por supuesto, esa actitud se explica en parte, como indica EL PAÍS, porque a la Iglesia católica le interesa quePasa a la página siguiente

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aumenten las familias y los países católicos. Hay, con todo, también otra razón aún más maquiavélica, que le lleva, en sentido aparentemente opuesto, a intenta...

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El editorial Superpoblación pone el dedo en la llaga, al denunciar, con no pocos participantes en la conferencia de medio ambiente de Río, al Vaticano como el principal obstáculo para tratar racionalmente la superpoblación mundial. Por supuesto, esa actitud se explica en parte, como indica EL PAÍS, porque a la Iglesia católica le interesa quePasa a la página siguiente

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aumenten las familias y los países católicos. Hay, con todo, también otra razón aún más maquiavélica, que le lleva, en sentido aparentemente opuesto, a intentar prohibir el control natal incluso a los que no forman parte de su rebaño.

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El Vaticano sabe, como todos, que la superpoblación es a la larga la peor calamidad, al multiplicar y hacer endémicas la miseria, la guerra, etcétera, reconvirtiendo el mundo en un valle de. lágrimas. Pero por eso mismo quiere la superpoblación, como óptimo caldo de cultivo mundial de esa espiritualidad pesimista y autoritaria que favorece los intereses de esa jerarquía eclesiástica. Ya lo confesó el ministro opusdeísta Ullastres: "Sí nos desarrollamos, creeremos menos en Dios".-

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