Entregado a EE UU un ex alcalde guatemalteco acusado de 'narco'
Arnoldo Vargas Estrada, ex alcalde de la ciudad de Zacapa (150 kilómetros al este de Guatemala) fue enviado ayer a Nueva York para que haga frente a la acusación de introducir cocaína en Estados Unidos. La extradición se produce al cabo de casi año y medio de batalla legal en la que la presión de la embajada estadounidense fue decisiva.
La historia se remonta a diciembre de 1990 cuando, en vísperas de las elecciones presidenciales, Vargas Estrada, conocido financiador del partido Unión del Centro Nacional, fue detenido en su ciudad por la policía guatemalteca, con el apoyo de la DEA...
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Arnoldo Vargas Estrada, ex alcalde de la ciudad de Zacapa (150 kilómetros al este de Guatemala) fue enviado ayer a Nueva York para que haga frente a la acusación de introducir cocaína en Estados Unidos. La extradición se produce al cabo de casi año y medio de batalla legal en la que la presión de la embajada estadounidense fue decisiva.
La historia se remonta a diciembre de 1990 cuando, en vísperas de las elecciones presidenciales, Vargas Estrada, conocido financiador del partido Unión del Centro Nacional, fue detenido en su ciudad por la policía guatemalteca, con el apoyo de la DEA, la policía norteamericana antinarcóticos.
Washington pidió inmediatamente la extradición y con ello abrió una lucha de los abogados de Vargas para evitarla que ha producico un rico anecdotario bananero, en el que se incluyen desde amenazas a jueces a jugosos intentos de soborno.
Fracasados esos intentos, un hermano del acusado, el diputado Elder Vargas Estrada, intentó una operación de rescate que incluía actas judiciales falsas que ordenaban a las autoridades penitenciarias la liberación del detenido. La operación falló en el último momento, gracias a una decidida actuación del procurador general de la nación, Acisclo Valladares. El amor fraternal va, a llevar a Elder Vargas al banquillo.
Esta rocambolesca historia tuvo un epílogo de cine de acción: concedida la extradición del ex alcalde, la embajada norteamericana montó su traslado hasta el aeropuerto con un espectacular aparato de seguridad, que incluyó coches blindados con matrículas diplomáticas y helicópteros artillados de la DEA.