Cartas al director

Se pueden curar aquí

Desde la escasa autoridad que me concede el haber sido un linfomatoso hace cinco años y ser desde hace cuatro un trasplantado de médula ósea, me atrevo a pedirle que publique esta carta para general conocimiento de ciudadanos, periodistas y especialmente de personas pendientes de sufrir un trasplante de médula ósea (TMO). A mí personalmente me tocó sufrir los vaivenes de José Carreras, que hizo las Américas para hacerse un TMO justo cuando yo empezaba a hablar con mis médicos de la necesidad de someterme a uno de ellos. Créame: la desesperanza que te inunda, primero de ser un canceroso y ...

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Desde la escasa autoridad que me concede el haber sido un linfomatoso hace cinco años y ser desde hace cuatro un trasplantado de médula ósea, me atrevo a pedirle que publique esta carta para general conocimiento de ciudadanos, periodistas y especialmente de personas pendientes de sufrir un trasplante de médula ósea (TMO). A mí personalmente me tocó sufrir los vaivenes de José Carreras, que hizo las Américas para hacerse un TMO justo cuando yo empezaba a hablar con mis médicos de la necesidad de someterme a uno de ellos. Créame: la desesperanza que te inunda, primero de ser un canceroso y después de pobre, ya que uno no podía permitirse el lujo de esa millonada que te piden para ¡rte. allí, es inmensa.

Ante la adversidad se descubre, eso es cierto, cómo los familiares, amigos y compañeros se vuelcan contigo. En mi caso no fue menos, sino más, si me lo permite, ya que a ellos debo incluir en mis agradecimientos a todo el colectivo de hematología del hospital Clínico de Madrid, quienes me trataron, me soportaron y me aconsejaro n maravillosamente. Gracias a todos ellos averiguamos que aquí al ladito, en Diego de León, en el hospital de la Princesa (la expresión nadie es

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