LAS VENTAS

La fiesta del derechazo

Las faenas con "pases de todas las marcas" -que decían los antiguos revisteros-, son historia. A las faenas con pases de todas las marcas siguieron las faenas de Ios dos pases", y esas están pasando a la historia también. Ahora las faenas consisten en un solo pase, el derechazo, lo cual no empece para que sean musicadas y oleadas, como también solían decir los revisteros antiguos. únicamente en Las Ventas las faenas no se musican, aunque sí se olean, y el público venteño oleó ayer a pleno pulmón las docenas de derechazos con que Óscar Higares nutrió su dilatada faena al sexto novillo. Y...

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Las faenas con "pases de todas las marcas" -que decían los antiguos revisteros-, son historia. A las faenas con pases de todas las marcas siguieron las faenas de Ios dos pases", y esas están pasando a la historia también. Ahora las faenas consisten en un solo pase, el derechazo, lo cual no empece para que sean musicadas y oleadas, como también solían decir los revisteros antiguos. únicamente en Las Ventas las faenas no se musican, aunque sí se olean, y el público venteño oleó ayer a pleno pulmón las docenas de derechazos con que Óscar Higares nutrió su dilatada faena al sexto novillo. Y no sólo las oleó; incluso las orejeó. Fue, claro, el triunfo de óscar Higares, y también el triunfo de la fiesta del derechazo, que ya está asentada y legitimada en Madrid.No es culpa de Óscar Higares. Óscar Higares no tiene culpa absolutamente de nada, salvo de torear muy bien. Los derechazos que instrumentó fueron de excelente factura y, además, en diversos pasajes de la lidia, dibujó hermosísima la verónica, embarcando las embestidas con cadencioso ritmo. La culpa de que el toreo se haya convertido en pegar derechazos es del estado de la cuestión.

Pasquau / Montoya, Delgado Higares

Novillos de Juan Pablo Jiménez Pasquau, con trapío; descastados, excepto 1º y 6º, pastueños, éste también inválido.Manuel Montoya: media estocada caída y rueda de peones (silencio); pinchazo y estocada corta delantera caída (silencio). Luis Delgado: estocada (aplausos y salida al tercio); dos pinchazos y estocada saliendo trompicado (silencio). Óscar Higares: pinchazo -aviso- y estocada (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada y descabello; rebasó en minuto y medio el tiempo reglamentario sin que sonara el aviso (oreja). Plaza de Las Ventas, 5 de abril. Media entrada. Tarde muy fría y ventosa.

Todo empezó cuando las figuras dejaron de emplear el repertorio de suertes de muleta y relegaron los naturales a la categoría de somero apunte. Los novilleros, es lógico, no tienen otra referencia que las figuras, y las imitan, con el loable propósito de conseguir la gloria y un cortijo en Linares. Higares, naturalmente, estuvo en esa línea. Llevaba instrumentadas siete u ocho tandas de derechazos, media docena de derechazos por tanda (quien tenga calculadora, que multiplique), cuando decidió cambiar de mano y citar al natural. Dio dos de frente, uno embarullado, otro sacando la muleta por alto, remató con un buen pase de pecho y ahí terminó su concesión al toreo por la izquierda.

Los taurinos siempre digeron que la izquierda es la mano de lo biyete. Siempre lo digeron: desde que el toreo era arte, hasta que el arte de torear se convirtió en pegar derechazos. O sea, que ahora la mano de los billetes es la derecha. Se supone que esta evolución reductora del toreo, en la que las suertes de capa no tienen importancia, las de varas son a extinguir, la faena de muleta es el unipase, se detendrá en el derechazo. Pues si continúa y no se dan pases ni con la derecha ni con la izquierda, a ver cómo van a torear las nuevas promociones. A lo mejor, con los pies.

El novillo de las tandas armoniosas, reunidas y bien ligadas que instrumentó Óscar Higares resultó pastueño y estaba inválido. También fue pastueño el primero y Manuel Montoya le dio muchos pases de escaso temple. Los cuatro novillos restantes no embestían. Higares muleteó con torería al tercero; Montoya, voluntarioso al cuarto, y Luis Delgado con arrestos y sentido lidiador a los de su lote, sin otra satisfacción que la del deber cumplido. Los dos últimos espadas no sólo intentaron derechazos sino naturales también, pero la providencia no quiso recompensarles el esfuerzo con una buena novia. La providencia era ayer de derechas.

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