Crítica:CLÁSICA

Madrileños y vieneses

Un programa dedicado a compositores madrileños en Europa me parece idea sugestiva, aunque siento la infidelidad al título mostrada por la orquesta de cámara Reina Sofía, bajo la dirección de Maximino Zumalave, en parte de su actuación de anteayer para Madrid Cultural.Absolutamente apropiadas las obras de Olavide, tantos años en Ginebra, y Fernández Guerra, que alterna París con Madrid, así como la presencia de Zumalave, desde hace tiempo en Alemania. Pero no sé qué hacían los dieciochescos Mariana von Martínez y Carlos Ordóñez, vieneses de ascendencia española, más insertos en el estilo y la v...

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Un programa dedicado a compositores madrileños en Europa me parece idea sugestiva, aunque siento la infidelidad al título mostrada por la orquesta de cámara Reina Sofía, bajo la dirección de Maximino Zumalave, en parte de su actuación de anteayer para Madrid Cultural.Absolutamente apropiadas las obras de Olavide, tantos años en Ginebra, y Fernández Guerra, que alterna París con Madrid, así como la presencia de Zumalave, desde hace tiempo en Alemania. Pero no sé qué hacían los dieciochescos Mariana von Martínez y Carlos Ordóñez, vieneses de ascendencia española, más insertos en el estilo y la vida del clasicismo vienés. Pienso en la idoneidad que, junto a los dos madrileños citados, habrían tenido Ernesto Halffter y Salvador Bacarisse, madrileños que residieron en Lisboa y París, respectivamente.

Orquesta Reina Sofía

Director: M. Zumalave. Solista: M. Teresa Chenlo (clave). Obras de Olavide, Martínez, Fernández Guerra y Ordóñez. Sala Villanueva, paseo del Prado, 16 de marzo.

De una u otra forma, pudimos escuchar Alternante, de Olavide, y Reliés aux etoiles, de Fernández Guerra. La primera obra, encargo del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, fue estrenada en Ginebra en 1989 y muestra la madurez de su autor al exponer con toda naturalidad, a través de su propio lenguaje, un pensamiento estético y sonoro coherente, organizado en su textura interna y perseguidor de una belleza que atrapa desde el primero al último compás. Salvo algún exceso de potencia, en el que pudo influir la acústica de la sala Villanueva, Zumalave llevó la obra con dominio, la hizo suya, única forma que el intérprete tiene de acercarse a la verdad. Fue recibida con muchas ovaciones que recogió personalmente el compositor.

Un conocedor

Jorge Fernández Guerra, nacido en 1948, pertenece a otra generación, y en Reliés aux etoiles acusa la influencia de Luis de Pablo, con el que estudió, antes que la de Boulez, del que también fue relativamente discípulo. Digo esto por la continuidad interrumpida, que Luis de Pablo inauguró en Cesuras, y la renuncia a una belleza complaciente, que algunos denominan hoy biensonancia, sin que la incidencia de lo plástico, evidente en otras páginas de Guerra, se descubra a menos que dejemos volar libremente nuestra imaginación.Escrita por un conocedor, cuanto hay en Reliés -estrenada el año pasado en Murcia- revela la actitud de un joven ordenado, inconformista y buscador de su estilo personal. Bien tocada por el grupo Reina Sofía, fue estimada por la audiencia, que aplaudió al autor y a sus intérpretes. María Teresa Chenlo, al clave, defendió la insignificancia del Concierto en la, de Mariana Martínez, y todo acabó con la Sinfonía en si bemol, de Ordóñez, en revisión de Ángel Oliver.

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