Redondo y Gutiérrez creen que el Gobierno multiplica el gasto al tratar la crisis por autonomías

Los líderes de UGT y CC OO, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, criticaron ayer la salida que está dando el Gobierno a la crisis industrial, y creen que el que cada autonomía vaya por su lado "multiplica los gastos". Los dos dirigentes están convencidos de que la solución debe ser global -aún no han tenido respuesta a la última carta enviada al presidente del Gobierno con esa propuesta- y buscando la homologación con Europa. Con ese mismo objetivo piden que el plan de convergencia consista en más empleo, industrias, infraestructuras y cohesión social y menos fraude fiscal.

Los dos sind...

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Los líderes de UGT y CC OO, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, criticaron ayer la salida que está dando el Gobierno a la crisis industrial, y creen que el que cada autonomía vaya por su lado "multiplica los gastos". Los dos dirigentes están convencidos de que la solución debe ser global -aún no han tenido respuesta a la última carta enviada al presidente del Gobierno con esa propuesta- y buscando la homologación con Europa. Con ese mismo objetivo piden que el plan de convergencia consista en más empleo, industrias, infraestructuras y cohesión social y menos fraude fiscal.

Los dos sindicalistas, junto a Emilio Gabaglio, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), explicaron ayer a los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma -entre ellos, el príncipe Felipe- los retos que hoy tiene planteados el movimiento sindical.En relación a los problemas españoles, subrayaron la crisis industrial y Redondo afirmó que le pareció "escalofriante" que en la Conferencia Empresarial de la semana pasada "la derecha económica, la derecha política, la izquierda política y cuatro ministros del Gobierno" hablaran de converger con Europa mediante bajos salarios y flexibilidad laboral. Gutiérrez dijo que solucionar sólo la inflación y el déficit público, sin corregir otros desequilibrios y sin modernizar el tejido productivo, supondrá que España esté en el grupo de cabeza de la CE con unas relaciones laborales tercermundistas. Por las preguntas que plantearon, a los estudiantes también les preocupa la crisis industrial y el funcionamiento interno de los sindicatos.

Tanto Gutiérrez como Redondo coinciden en que el Gobierno debe tener en cuenta las tensiones sociales que se están generando en Cartagena; Ensidesa y otras zonas y empresas y le reclaman soluciones. Por ello están preparando con suma dedicación la concentración de delegados de los sectores y comunidades afectados por la reconversión y los ajustes de plantilla, prevista para el próximo 14 de febrero en Madrid. "No estamos amenazando al Gobierno", añadió Redondo, "pedimos soluciones".

El máximo dirigente ugetista criticó duramente, tras la conferencia, al ministro Claudio Aranzadi, de quien afirma "ha demostrado su coeficiente intelectual" por la ausencia de política industrial y por retar a los sindicatos a que den su opinión sobre la violencia registrada el lunes en Cartagena. "Siempre hemos dicho que estamos en contra de la violencia", añadió.

La Europa social es el reto principal de los sindicatos euroeos. Su líder, Emilio Gabaglio, afirmó que la CES va a continuar exigiendo una legislación comunitaria más amplia y eficaz y el desarrollo de las primeras experiencias de negociación colectiva en el ámbito comunitario. Los acuerdos de Maastricht (Holanda) reflejan "las peticiones mínimas" de la Confederación Europea y el primer paso para construir "una Europa más justa y solidaria". Justifica la prudente respuesta de la CES al resultado de la cumbre de Maastricht por razones "de fondo y tácticas" y así comprometer y apoyar a los 11 países de la CE para que desarrollen la política social, pese a la oposición del Reino Unido.

Gabaglio reconoció que el movimiento sindical está en crisis, pero en una "crisis de transición" para adaptarse a la transformación de la clase trabajadora y a la integración europea, que desplaza el horizonte de la acción sindical. Ello obliga a los sindicatos a "cambiar los modos de organización y de lucha", pero no "los objetivos de solidaridad".

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