Las grandes ciudades italianas comienzan a prohibir el automovil varias horas al día

Dos ciudades italianas, Milán, el pasado sábado, y Bolonia, ayer, han aplicado la espectacular medida de prohibir durante algunas horas el tráfico de coches particulares sin catalizador para reducir la contaminación a los límites marcados por la Comunidad Europea. Pero desde la extrema derecha hasta los ecologistas han considerado discutible la restricción, que ha destapado un problema: la mayoría de las ciudades carece de medios para controlar los niveles de polución.

La prohibición del tráfico rodado fue ayer total en Bolonia entre las 8.30 y las 17.00, y no se redujo al centro histór...

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Dos ciudades italianas, Milán, el pasado sábado, y Bolonia, ayer, han aplicado la espectacular medida de prohibir durante algunas horas el tráfico de coches particulares sin catalizador para reducir la contaminación a los límites marcados por la Comunidad Europea. Pero desde la extrema derecha hasta los ecologistas han considerado discutible la restricción, que ha destapado un problema: la mayoría de las ciudades carece de medios para controlar los niveles de polución.

La prohibición del tráfico rodado fue ayer total en Bolonia entre las 8.30 y las 17.00, y no se redujo al centro histórico. En ese horario sólo estaban autorizados para circular los transportes públicos o de primera necesidad y los vehículos de minusválidos registrados, además de los coches con catalizador. Durante el resto de la jornada sólo pudieron circular los vehículos con matrícula impar. Como resultado de la medida, el Ayuntamiento de Bolonia anunció a mediodía que la contaminación había disminuido considerablemente y que hoy podría volverse a la normalidad del tráfico.Movidas también por los altos niveles de contaminación, las autoridades de la región de Lombardía prohibieron el pasado sábado la circulación de vehículos privados en el área de Milán entre las 0.00 y las 12.00, aunque esta medida sólo se aplicó entre las 6.30 y las 10.00.

Ambos casos son la consecuencia de una ordenanza que los ministros para el Medio Ambiente, Giorgio Ruffolo, y Urbanismo, Carmelo Conte, dictaron el pasado mes de noviembre y que ha entrado en vigor el pasado sábado. La norma preveía una progresión de medidas, y el bloqueo de la circulación como actuación límite, con vistas a aplicar la normativa de la Comunidad Europea sobre contaminación a las 11 ciudades italianas más expuestas a este riesgo.

Pero la orden ha encontrado enseguida las primeras dificultades para su cumplimiento: muchas de estas urbes carecen de infraestructura para medir los niveles de contaminación. Milán, con 23 puntos de control, y Bolonia, con 10, son las únicas que han podido hacerlo. Florencia, Catania y Bari no tienen, en cambio, ninguna central de medición; Turín -que ha apuntado la posibilidad de acogerse próximamente a la prohibición- y Palermo sólo cuentan con tres cada una; Génova dispone de cinco, y Venecia y Roma, de nueve. Nápoles, sin embargo, toma la delantera, con 25 centrales.

A pesar de esta penuria de medios, el ministro Ruffolo afirmó recientemente que el Gobierno central llevaba invertidos más de 126.000 millones de liras (alrededor de 12.000 millones de pesetas) en la financiación de estos controles. Alcaldes como el de Florencia, Giorgio Morales, ya han anunciado que con estas deficiencias técnicas no podrán aplicar la orden. Los ecologistas han demandado a Morales por ese motivo.

Rayando la ilegalidad

Que la limitación del tráfico por razones ambientales es conflictiva lo demuestra el hecho de que el propio Gobierno italiano intervino en enero para calmar las ansias de limpieza de algunos alcaldes movidos por la llamada orden Ruffolo-Conte. Ante las primeras medidas de circulación, según el número de matrícula, en días alternos, y ante el anuncio del alcalde de Roma, Franco Carraro, de que el tráfico se interrumpiría totalmente en la ciudad por tres domingos consecutivos, el Gabinete decidió el 8 de enero que las restricciones al tráfico en días alternos eran poco menos que ilegales.Un día después, visto el desconcierto y la rabia de los ayuntamientos, el Gobierno se reunió de nuevo para revisar su dictamen: "Las restricciones generalizadas de la circulación, incluida la de las matrículas alternas, sólo se adoptarán cuando no quede ninguna otra medida posible". Algún diario vio el carácter electoralista de esta disposición y encabezó la información con este titular: El domingo 5 de abril, los italianos podrán ir a votar en coche.

Las prohibiciones de circular adoptadas ahora en Milán y Bolonia han sido mal acogidas por los comerciantes, y sobre todo por los vendedores ambulantes. El Movimiento Social Italiano, de extrema derecha, ha anunciado en Milán que demandará al Ayuntamiento porque el bloqueo fue implantado sin casi aviso previo. Curiosamente, esta circunstancia ha motivado también la protesta de los ecologistas, que creen que el problema del aire requiere medidas de más largo alcance.

El alcalde de Roma afirma que la lentitud de la circulación en horas punta hace que los aparatos de medición registren valores más altos que los reales, y, en consecuencia, parece descartar, de momento, un parón en la capital. Entretanto, varios expertos han expresado dudas sobre los espectaculares resultados anunciados.

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