Cartas al director

Ayudas a los necesitados

Como estudiante de último curso de Periodismo, de nacionalidad chilena, casada con un ciudadano español y madre de un niño de 20 meses, acudí a los Servicios Sociales de mi localidad, Fuenlabrada, para solicitar una subvención en la guardería de mi hijo, con la que se me permitiera asitir a clases y acabar este año finalmente mi carrera.Esta ayuda fue efectiva anteriormente, entre los meses de febrero y julio de este año, pero mi interés es, lógicamente, que se extienda hasta final del curso de 1992. -Mi actual situación económica y mi caso especial como estudiante extranjera, impedida de real...

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Como estudiante de último curso de Periodismo, de nacionalidad chilena, casada con un ciudadano español y madre de un niño de 20 meses, acudí a los Servicios Sociales de mi localidad, Fuenlabrada, para solicitar una subvención en la guardería de mi hijo, con la que se me permitiera asitir a clases y acabar este año finalmente mi carrera.Esta ayuda fue efectiva anteriormente, entre los meses de febrero y julio de este año, pero mi interés es, lógicamente, que se extienda hasta final del curso de 1992. -Mi actual situación económica y mi caso especial como estudiante extranjera, impedida de realizar trabajos legalmente en España, así como mi soledad con respecto a parientes cercanos en Madrid que me ayuden al cuidado del niño para poder asistir a la Universidad son aparentemente requisitos suficientes para solicitar una ayuda de 17.000 pesetas mensuales para pagar la guardería un curso más, pero la realidad es que no son suficientes para quienes tramitan este tipo de ayudas.

Ni hablar con la consejera de Servicios Sociales de Fuenlabrada, ni insistir para conseguir una cita con la asistente social, ni exponer donde sea necesario mi caso sirven para conseguir una subvención de este tipo. Y la única respuesta a mi petición ha sido que "deje la carrera" y trabaje, aunque sea ilegalmente; total, no seré la única mujer que se ve obligada a abandonar sus estudios. Esto, a pesar de que estamos ya en el siglo XXI y los ayuntamientos cuentan con programas de ayuda a los necesitados.

Estas respuestas, increíbles, son las que he recibido; de nada vale que una buena acogida por parte de la concejala de Servicios Sociales respecto a mi caso me avalaran, pues finalmente quienes deciden son las funcionarias, las mismas que en despachos cargados de afiches invitando a la formación y la igualdad de las mujeres me invitan a mí a abandonar mis estudios, porque 17.000 pesetas que me faltan para pagar una guardería son tesoro imposible de avalar por un ayuntamiento que gasta millones, en las fiestas patronales.

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Así, pues, pregunto: ¿para quién son las ayudas?, ¿estudiar acaso no es suficiente necesidad de ayuda por parte de un ayuntamiento?, ¿de qué sirven las campañas de igualdad, de integración, de formación de las mujeres, si quienes son capaces de hacerlo no cuentan con el apoyo oficial para hacer más liviana la lucha?.- . . Madrid.

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