La Guardia busca sus raíces en California

El grupo granadino graba un disco con el productor norteamericano Dusty Wakeman

En su cuarto elepé, el grupo granadino La Guardia ha conseguido realizar el sueño imposible de todo grupo español dedicado al rock de guitarras: contratar a un productor norteamericano especializado en esos sonidos. Dusty Wakeman -responsable del dúo entre Roy Orbison y K..D. Lang, que ganó un Grammy en 1988- grabó el disco en Madrid y lo mezcló en California. Al otro lado se beneficia de las aportaciones instrumentales del acordeonista Flaco Jiménez y del guitarrista Pete Anderson, también respetado productor.

La Guardia se formó en Granada a principios de los años ochenta. Pasaron...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En su cuarto elepé, el grupo granadino La Guardia ha conseguido realizar el sueño imposible de todo grupo español dedicado al rock de guitarras: contratar a un productor norteamericano especializado en esos sonidos. Dusty Wakeman -responsable del dúo entre Roy Orbison y K..D. Lang, que ganó un Grammy en 1988- grabó el disco en Madrid y lo mezcló en California. Al otro lado se beneficia de las aportaciones instrumentales del acordeonista Flaco Jiménez y del guitarrista Pete Anderson, también respetado productor.

La Guardia se formó en Granada a principios de los años ochenta. Pasaron el habitual calvario de los concursos de nuevos grupos y los sellos independientes. Parecían destinados a ser un pie de página más en la tortuosa historia del rock andaluz pero, inesperadamente, su segundo álbum, Vámonos, se convirtió en la gran sorpresa de 1989, con unas ventas de 250.000 copias.Sus canciones saben pulsar las cuerdas de la adolescencia: el desencuentro entre los sexos, las desdichas de ser joven, los sueños de huída. Aunque su música sea decididamente norteamericana, evitan los tópicos de los grupos enamorados del country, nada de invocar a la Ruta 66 o a los garitos de Tejas. "No podemos hacer otra cosa que contar nuestras vivencias" dice el cantante, Manuel España, "así que no mencionamos ciudades de Estados Unidos: no habíamos estado allí hasta que fuimos para mezclar Al otro lado. Aparte de Blues de la Nacional II, que habla de un camionero, no hay referencias geográficas ni nombres propios".

Recelosa distancia

Como Danza Invisible, la otra gran banda andaluza, La Guardia mantiene una recelosa distancia respecto a Madrid. Para Emilio Muñoz, el batería, está muy claro: "Todo hubiera sido más sencillo si nos hubiéramos trasladado a la capital. Pero preferimos vivir en Granada: nos hace inmunes a las modas, te permite mantener la sensatez". Como testimonio de que la fama no les ha embriagado, está el libro La Guardia 89190, un libro realizada por el fotógrafo británico Fin Costello: mucha faena y pocas risas, nada de los excesos habituales en los artistas de rock and roll. "Tenemos fama de serios. Y no podemos hacer nada: es imposible luchar contra ese estereotipo de los andaluces dicharacheros. Tampoco encajamos en el molde de estrellas del rock: hemos pasado demasiados años miserables, intentando sobrevivir en una ciudad donde ni siquiera hay un local que programe actuaciones regularmente".

La decisión de utilizar un productor norteamericano correspondió a la necesidad de dar un salto cualitativo. Enrique Moreno, el bajista, describe el encuentro: "Dusty Wakeman es tejano, y lo bueno de él es que no sólo ha grábado country-rock: ha hecho discos con Los Lobos, Jackson Browne, Michelle Shocked, Los Neville Brothers. Es de los productores que están al tanto de la última tecnología pero que no renuncian a la espontaneidad, al calor de los músicos tocando juntos. Se vino a Granada, sudó con nosotros en el local de ensayo y aprendió a disfrutar de la vida al estilo español. En el estudio de Madrid, nos tuvo 21 días rindiendo al máximo".

"No entraba en su cabeza que viniéramos de Granada, una ciudad que sólo es conocida allí por Lorca y Washington Irving", dice Joaquín Almendros, guitarrista. "Cuando le visitamos en Los Ángeles, nos devolvió el favor y nos hizo una gira turística, desde el desierto a los garítos para vaqueros. Nosotros estábamos muy orgullosos del disco pero fue un sopapo el tratar con músicos tan polifacéticos, siempre dispuestos a tocar con desconocidos. Ese sentido del riesgo no existe en el rock español".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En