LA CONFERENCIA DE MADRID

Baker imparte las últimas instrucciones

En el hotel Palace de Madrid, donde se aloja el secretario de Estado norteamericano, James Baker, se hicieron ayer los ajustes finales para las primeras conversaciones bilaterales de la historia entre árabes e israelíes. Durante todo el día, Baker estuvo impartiendo las últimas instrucciones a los diferentes delegados con el fin de dejar todo encarrilado antes de abandonar hoy la capital española.Después de ocho meses de negociaciones con ellos, James Baker ha llegado a alcanzar tal nivel de autoridad y de comunicación personal con los participantes en esta conferencia que a todos les resulta ...

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En el hotel Palace de Madrid, donde se aloja el secretario de Estado norteamericano, James Baker, se hicieron ayer los ajustes finales para las primeras conversaciones bilaterales de la historia entre árabes e israelíes. Durante todo el día, Baker estuvo impartiendo las últimas instrucciones a los diferentes delegados con el fin de dejar todo encarrilado antes de abandonar hoy la capital española.Después de ocho meses de negociaciones con ellos, James Baker ha llegado a alcanzar tal nivel de autoridad y de comunicación personal con los participantes en esta conferencia que a todos les resulta muy difícil negarse a una sugerencia del secretario de Estado. "El diálogo es franco con todos, incluso con los sirios", comentaba ayer una fuente próxima a la delegación norteamericana.

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La Conferencia de Madrid se ha convertido para Baker en la gran hazaña política de su carrera, la que le ha consolidado como uno de los grandes secretarios de Estado y la que podría en el futuro abrirle las puertas de la Casa Blanca.

Por eso ha puesto en ella todos sus esfuerzos. En las últimas 48 horas, cuando Baker vio que un simple desacuerdo sobre el lugar en el que tenían que proseguir las conversaciones podía desbaratar su obra, asumió personalmente la responsabilidad de convencer a los israelíes de que comenzasen a dialogar en Madrid.

Uno de los principales argumentos utilizados por el secretario de Estado en sus charlas con los participantes es el de que está dispuesto a dejar en evidencia ante la opinión mundial a aquel que rompa las conversaciones y haga fracasar el proceso.

James Baker quiere crear una dinámica de negociaciones en la que nadie pueda retirarse sin aparecer como el responsable del fracaso. Cuando ese proceso esté en marcha, Baker podrá tomar algunos días de vacaciones en su rancho de Wyoming o ayudar a su jefe, George Bush, en la campaña para la reelección.

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