El impuesto enmascarado

Abogados, tenderos, dentistas y astrólogos se preparan para echar cuentas. El nuevo impuesto de actividades económicas (que sustituye en 1992 a la licencia fiscal, radicación, publicidad y gastos suntuarios) promete ser un galimatías de sumas y multiplicaciones: tarifa ministerial por metros cuadrados del local, más la de número de empleados, más la de vatios de electricidad por la tarifa municipal de población (1,9 de un máximo legal de 2), multiplicado a su vez por el nuevo índice fiscal de cada calle.El Ayuntamiento desconoce por completo la repercusión del nuevo impuesto: lo que va a ingre...

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Abogados, tenderos, dentistas y astrólogos se preparan para echar cuentas. El nuevo impuesto de actividades económicas (que sustituye en 1992 a la licencia fiscal, radicación, publicidad y gastos suntuarios) promete ser un galimatías de sumas y multiplicaciones: tarifa ministerial por metros cuadrados del local, más la de número de empleados, más la de vatios de electricidad por la tarifa municipal de población (1,9 de un máximo legal de 2), multiplicado a su vez por el nuevo índice fiscal de cada calle.El Ayuntamiento desconoce por completo la repercusión del nuevo impuesto: lo que va a ingresar, lo que va afectar a los profesionales, e incluso cuántos lo van a pagar. El responsable de las finanzas municipales, Fernando López-Amor, defiende hoy en la Comisión de Hacienda el proyecto de ordenanzas fiscales para 1992. En éste y en el impuesto de bienes inmuebles (IBI) saltarán las chispas. El Ayuntamiento subirá el tipo del IBI un 12,5%, lo que, sumado a la habitual revisión del valor catastral que realiza el Gobierno, deriva en un 18,1 % más que pagarán los ciudadanos.

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