LA LIDIA / MADRID

Triunfo femenino

La representante femenina de entre los tres más aventajados alumnos de la escuela taurina de Madrid que se disputaban el triunfo final, Cristina Sánchez, cuajó una sensacional actuación en el tercer novillo y superó a sus rivales masculinos. Con el mérito añadido para ella y sus compañeros de que se enfrentaron a unos galafates de novillos de bella lámina. Serios, badanudos y de astifinas e impresionantes arboladuras, eran más propios de festejos con picadores.Cristina, que de salida contó con el apoyo del mujerío, encendió a todo el cotarro nada más recibir con mandonas y artísticas verónicas...

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La representante femenina de entre los tres más aventajados alumnos de la escuela taurina de Madrid que se disputaban el triunfo final, Cristina Sánchez, cuajó una sensacional actuación en el tercer novillo y superó a sus rivales masculinos. Con el mérito añadido para ella y sus compañeros de que se enfrentaron a unos galafates de novillos de bella lámina. Serios, badanudos y de astifinas e impresionantes arboladuras, eran más propios de festejos con picadores.Cristina, que de salida contó con el apoyo del mujerío, encendió a todo el cotarro nada más recibir con mandonas y artísticas verónicas de rizo a su primer enemigo. Sometió su vibrante embestida con las armas imprescindibles para vencer a la casta: distancia, pies clavados, cargazón de la suerte, mando en el muletazo y límpido remate tras la cadera, que permite ligar el siguiente pase.

Población / González, Gómez, Sánchez

Novillos de Pilar Población, de enorme trapío y cuajo, encastados, fuertes y nobles.Rafael González: ovación; vuelta. Mario Gómez: vuelta; ovación. Cristina Sánchez: oreja; aviso y palmas Plaza de la Venta del Batán, 5 de octubre. Final del certamen de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Lleno.

A la perfecta y exquisita ejecución de redondos, naturales y pases de pecho, añadió improvisados adornos de su particular inspiración y un desplante final con el abigarrado novillo sometido, antes del colofón de un estoconazo hasta las cintas que siguió a un pinchazo en hueso, pero en lo alto.

El sexto era de catadura más sosia y se quedaba corto, por lo que: Cristina, que esta vez falló a espadas, sólo pudo mostrar pinturero garbo y torería. Con éste se lució con los rehiletes su igualmente joven subalterno Vicente Yangue El Charro.

También los hombres sacaron buena nota en este examen de altas exigencias. Rafael González, quien banderilleó a sus dos morlacos con fácil oficio, alumbró ortodoxia, temple y arrojo, lo que. le costó una cayunca del cuarto cuando entró a ley a despenarlo. Mario Gómez alboreó pátina de lidiador y dibujó suaves suertes de gran clase.

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