LA MAESTRANZA

El vendaval, protagonista

El Reglamento no establece cuál debe ser la velocidad del viento para que proceda la suspensión de la corrida, pero si la primera de la Feria de San Miguel no se suspendió, está claro que el precepto no debe ser aplicable en función de la velocidad del viento, sino de la recaudación de la taquilla: la plaza estaba prácticamente vendida. En los silencios de La Maestranza se percibía el tintineo de los mástiles de las banderas, azotando el soporte de los toldos del tejadillo. El albero golpeaba los rostros de los espectadores del tendido.Al único que no le molestó el viento fue a Curro Romero. A...

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El Reglamento no establece cuál debe ser la velocidad del viento para que proceda la suspensión de la corrida, pero si la primera de la Feria de San Miguel no se suspendió, está claro que el precepto no debe ser aplicable en función de la velocidad del viento, sino de la recaudación de la taquilla: la plaza estaba prácticamente vendida. En los silencios de La Maestranza se percibía el tintineo de los mástiles de las banderas, azotando el soporte de los toldos del tejadillo. El albero golpeaba los rostros de los espectadores del tendido.Al único que no le molestó el viento fue a Curro Romero. A su primero, un toro bravo, lo macheteó sobre las piernas, con una agilidad que para sí quisieran muchos novilleros. El cuarto no era un toro para Curro. Se peleó con él con más decisión, y en seguida puso de relieve el camero, con la muleta y con sus gestos, que no merecía la pena arriesgar.

Torrestrella / Romero, Muñoz, Jesulín

Cuatro toros de Torrestrella, bien presentados, bravos; 4º de Carlos Núñez, incierto; 5º, sobrero de Sayalero y Bandrés, mansurrón. Curro Romero: silencio en los dos. Emilio Muñoz: ovación; aviso y ovación. Jesulín de Ubrique: ovación; palmas. Plaza de La Maestranza, 28 de septiembre. Primera corrida de la feria de san Miguel. Casi lleno.

Emilio Muñoz sí tuvo en el viento un obstáculo insalvable, y era patente su enojo ante la impotencia de no poder vencer a tan incómodo elemento. Su primero también fue bravo, pero resultaba imposible matar al toro y mandar a Eólo simultáneamente. Unos redondos rápidos y vibrantes fue el único logro. En el quinto hubo de luchar, además, con su tendencia a la huida. No obstante, dio muletazos de calidad.

Jesulín estuvo valiente. A su primero lo pasó de muleta con más quietud que temple. En el sexto estuvo por encima de su enemigo aunque también el viento fue un antagonista incomodísimo.

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