Las madres yugoslavas se rebelan contra el Ejército federal

"No tengo confianza en los generales", dice Cvetanka Georgijevska, una de las 2.000 madres de soldados del Ejército federal que acudieron ayer a Belgrado. Las madres macedonias, bosnias y croatas, procedentes de distintas partes del país, llegaron ayer, en unos 50 autobuses, al cuartel militar Mariscal Tito, en Topcider, a las afueras de Belgrado, para exigir que sus hijos cumplan el servicio militar en las propias repúblicas y "no participen en la guerra fratricida".

El hijo de Cvetanka Georgijevska estuvo en Eslovenia durante el conflicto bélico. Luego lo trasladaron a Kumanovo (Maced...

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"No tengo confianza en los generales", dice Cvetanka Georgijevska, una de las 2.000 madres de soldados del Ejército federal que acudieron ayer a Belgrado. Las madres macedonias, bosnias y croatas, procedentes de distintas partes del país, llegaron ayer, en unos 50 autobuses, al cuartel militar Mariscal Tito, en Topcider, a las afueras de Belgrado, para exigir que sus hijos cumplan el servicio militar en las propias repúblicas y "no participen en la guerra fratricida".

El hijo de Cvetanka Georgijevska estuvo en Eslovenia durante el conflicto bélico. Luego lo trasladaron a Kumanovo (Macedonia). A pesar de las garantías de que permanecería en su propia república, el mando militar lo destinó a Varasdin (Croacia), cerca del frente en Eslavonia.Cv2tanka y otras mujeres, campesinas y profesionales, contaron su vida diaria: "Apenas terminamos el día laboral, volvemos a casa para escuchar la radio y la televisión". "No sé quién tiene la culpa de la situación en Yugoslavia", dice entre lágrimas Liliana, obrera de Skopje. "Llevo tres semanas sin saber de mi hijo, destinado en un cuartel en Bosnia. Tengo otro hijo de 18 años, y le aseguro que no irá al ejército".

Las autoridades militares, generalmente hostiles a la prensa, permitieron ayer su entrada en el cuartel para ver la distribución de café y zumos a las mujeres, cansadas del viaje. Coroneles y soldados, repartidos en pequeños grupos, intentaban convencer a las mujeres de que el Ejército federal no era proserbio, sino yugoslavo.

Ninguna mujer creyó esta explicación. Gritaban que no abandonarían el cuartel antes de asegurarse de que les entregarían a sus hijos. De hecho, la mayoría de ellos ha terminado ya el servicio militar, pero los generales prolongaron la estancia de los reclutas en las filas de combate temiendo no poden contar con más, dada la oposición creciente en todas las repúblicas, salvo Serbia y Montenegro, a este ejército.

El Partido Socialista Serbio (gobernante) dio la bienvenida a las madres llamando a los serbios a boicotearlas, ya que éstas "destruyen la unidad del Ejército, la última institución yugoslava".

Mientras las madres reunídas en Belgrado temían por las vidas de sus hijos, los combates en Croacia cesaron temporalmente ayer tras la dura lucha por la noche en Vukovar y sus alrededores. "Una tercera parte de Vukovar está destruida", describió la agencia Tanjug citando a su corresponsal de esta bella ciudad de 80.000 habitantes, controlada por las fuerzas croatas. Sin embargo, los guerrilleros serbios apoyados por el Ejército federal están decididos a conquistarla para completar su control de Eslavonia oriental.

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Los ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Europea se reunirán el próximo día 3 de septiembre para debatir sobre la postura a tomar ante la crisis yugoslava, tras lanzar una dura advertencia el miércoles contra Serbia y el Ejército federal por su papel en la misma.

Por otra parte, el presidente serbio, Slobodan Milosevic, confiando en la amistad histórica entre serbios y franceses, viajó ayer a París para entrevistarse con el presidente francés, François Mitterrand. "Sé que Francia contribuirá a la solución justa de la crisis yugoslava", dijo Milosevic.

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