Ambiente crispado en el consulado soviético en Madrid
CH. N./ S. B. El consulado soviético en Madrid ofrecía ayer al mediodía un panorama sombrío. Numerosos ciudadanos españoles y soviéticos realizaban sus gestiones en la oficina consular. Unos funcionarios discretos y solícitos informaban a los soviéticos de la situación en la URSS con cables de la agencia Tass. El ambiente era crispado y las caras denotaban preocupación.
Igor, un estudiante de Medicina de 25 años que debe regresar a la URSS dentro de 10 días, afirmaba en un español rudimentario: "Esto es muy malo para mí. Se vuelve a los tiempos de Stalin". La Embajada de la URSS parecí...
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CH. N./ S. B. El consulado soviético en Madrid ofrecía ayer al mediodía un panorama sombrío. Numerosos ciudadanos españoles y soviéticos realizaban sus gestiones en la oficina consular. Unos funcionarios discretos y solícitos informaban a los soviéticos de la situación en la URSS con cables de la agencia Tass. El ambiente era crispado y las caras denotaban preocupación.
Igor, un estudiante de Medicina de 25 años que debe regresar a la URSS dentro de 10 días, afirmaba en un español rudimentario: "Esto es muy malo para mí. Se vuelve a los tiempos de Stalin". La Embajada de la URSS parecía aún más imponente ante la ausencia de curiosos o manifestantes. El primer secretario de Embajada, máxima autoridad de la legación ante la ausencia del embajador, Serguei Romanoski, de vacaciones en Moscú, sonreía reclamando tranquilidad. Por la tarde, el consejero de prensa de la embajada, VIadimir Volkovs, justificaba el golpe ante una representación de CC OO que había acudido a entregar una carta. Según Volkovs, en su país se vivía una aguda crisis social.