Crítica:FLAMENCO

Sólo por bulerias

Tomatito, que se ha hecho famoso acompañando muy bien el cante de Camarón, tocando en concierto ya es otra cosa. Yo diría que no da la talla, que no está a la altura de lo que habría que pedir a un hombre de su prestigio.Fue de incuestionable evidencia, en todo caso, que en estos momentos el concierto en solitario difícilmente puede ejercitarlo en público sin correr un serio riesgo de descrédito. Sólo por bulerías hizo cosas estimables, no en balde es un palo que domina espectacularmente. Por lo demás, un solo mediocre y, con el grupo, la rumbita, el tango. Es decir, todo puro ri...

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Tomatito, que se ha hecho famoso acompañando muy bien el cante de Camarón, tocando en concierto ya es otra cosa. Yo diría que no da la talla, que no está a la altura de lo que habría que pedir a un hombre de su prestigio.Fue de incuestionable evidencia, en todo caso, que en estos momentos el concierto en solitario difícilmente puede ejercitarlo en público sin correr un serio riesgo de descrédito. Sólo por bulerías hizo cosas estimables, no en balde es un palo que domina espectacularmente. Por lo demás, un solo mediocre y, con el grupo, la rumbita, el tango. Es decir, todo puro ritmo, en que la guitarra de Tomatito fue casi siempre una más, sin personificarse en absoluto. Sólo en las bulerías dejó su firma.

V Ciclo de arte flamenco en el Retiro

Guitarra en concierto: Tomatito. Cante: José Sorroche, Juan Gómez. Toque: José Luis Postigo. La Chopera del Retiro. Madrid, 19 de julio.

También dejaron su firma los cantaores almerienses José Sorroche y Juan Gómez. No salen mucho de su territorio geográfico, pero cuando lo hacen dan fe de conocimiento y dignidad interpretativa. Y no sólo en el cante insignia de Almería, el taranto, en el que los dos son maestros. Ambos hicieron también excelentes malagueñas, Sorroche por La Trini y Gómez por Baldomero Pacheco, casi un primitivo. Los dos brillaron asimismo en sendas series de fandangos, recorriendo estilos personales muy diversos.

Y por fin, Sorroche en soleares, y Gómez en siguiriyas, en las que ambos dieron el do de pecho, sobre todo el segundo, que tuvo que luchar contra el inoportuno ruido de los motores de un helicóptero policial que empezó a sobrevolarnos reiteradamente. Y Gómez prevaleció con su imponente grito siguiriyero, palabra.

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