John Major, un anfitrión novato

John Major, anfitrión de esta cumbre, tiene pocos pero marcados objetivos, el más importante de ellos, aunque sea una perogrullada, que concluya con éxito. El premier británico es un novato que está a punto de someterse al veredicto de las urnas y necesita el esplendor del triunfo para disimular una situación interna tirando a gris.

Margaret Thatcher asistió a 12 de las 16 pasadas cumbres, y siempre influyó en ellas más de lo que cabía esperar de una potencia económica de tipo medio que se debatía por huir de la decrepitud. El nada carismático Major tiene que llenar ahora el ...

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John Major, anfitrión de esta cumbre, tiene pocos pero marcados objetivos, el más importante de ellos, aunque sea una perogrullada, que concluya con éxito. El premier británico es un novato que está a punto de someterse al veredicto de las urnas y necesita el esplendor del triunfo para disimular una situación interna tirando a gris.

Margaret Thatcher asistió a 12 de las 16 pasadas cumbres, y siempre influyó en ellas más de lo que cabía esperar de una potencia económica de tipo medio que se debatía por huir de la decrepitud. El nada carismático Major tiene que llenar ahora el vacío dejado por la dama de hierro, y ha presentado a los siete un plan de acción que va desde la consolidación de la nueva fase del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) hasta la conversión de la Organización de las Naciones Unidas en un gendarme mundial y catalizador de paz más que bombero de conflictos.

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Para John Major, lo más importante es que esta cumbre suscite la sensación unánime de que ha sido un hito, porque ello le permitirá incrementar su estatura internacional -hasta ahora, tras ocho meses en Downing Street, nada prominente y siempre a la sombra de Estados Unidos- y doméstica para con ello salir de la mala racha interna que revelan unos sondeos de opinión empecinados en ponérselo dificil para las elecciones que ha de convocar forzosamente antes de un año.

La economía será el principal caballo de batalla de la futura campaña electoral, y John Major insiste un día sí y otro también en que la recesión económica tiene sus horas contadas, por más que las proyecciones de la city no estén totalmente de acuerdo en ello.

Al nerviosismo de los tories contribuye el estrecho marcaje que ejercen los laboristas, que han pedido al primer ministro que coloque en el primer renglón de objetivos de la agenda internacional la creación de un crecimiento económico exento de inflación, la reducción de los tipos de interés y el combate del paro, tanto en las islas como en el marco más ancho del mundo.

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