Crítica:

Como el pez en la pecera

Joe Arroyo y La Verdad

Joe Arroyo (voz), Darío de Castro(piano), Roberto López (bajo), Emil Galvis (congas), Efraín Villanueva (bongo), Ricardo Ojeda (timbales), Giobanny Diago (percusión), Luis Polo (trompeta), Miguel Merceles (trompeta), Jorge Pena (trombón), Carlos Arango (trombón), Libardo Chin (saxo), Juventino Ojito (saxo y flauta), Adolfredo Arzuza (coros), Víctor Meléndez (coros). 1.500 personas. Precio: 1.000 pesetas. Centro Cultural Conde Duque. Madrid, 8 de julio. En los cinco metros que separaban el escenario de la primera fila de las gradas se agolpaban cientos de personas que pretendían algo tan elemen...

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Joe Arroyo (voz), Darío de Castro(piano), Roberto López (bajo), Emil Galvis (congas), Efraín Villanueva (bongo), Ricardo Ojeda (timbales), Giobanny Diago (percusión), Luis Polo (trompeta), Miguel Merceles (trompeta), Jorge Pena (trombón), Carlos Arango (trombón), Libardo Chin (saxo), Juventino Ojito (saxo y flauta), Adolfredo Arzuza (coros), Víctor Meléndez (coros). 1.500 personas. Precio: 1.000 pesetas. Centro Cultural Conde Duque. Madrid, 8 de julio. En los cinco metros que separaban el escenario de la primera fila de las gradas se agolpaban cientos de personas que pretendían algo tan elemental como bailar con una música pensada para el baile. Y aunque las condic, ones del Centro Cultural Conde Duque no eran las idóneas porque faltaba espacio vital, a fe que bailaron con Joe Arroyo, un colombiano de Cartagena de Indias, vecino de Barranquilla y que en los últimos años se ha convertido en el máximo representante de la música de su país, por encima de grandes grupos como Fruko y sus Tesos y Latín Brothers, antiguos compañeros de viaje de Arroyo.

El enorme atractivo de la rnúsica de Joe Arroyo llega de su pureza, de la ausencia de sofisticación y de un sonido natural, en el que la tecnología sólo aparece en algunas tímbricas utilizadas por el teclista. Como cantante, Arroyo posee una tesitura medio-aguda de gran atractivo y originalidad, característica de los vocalistas colombianos, que le permite abarcar estilos como el son, el merengue, la cumbia y el joesón.Metales

Acompañado por la excelente orquesta La Verdad, especialmente brillante en la sección de metales, Arroyo repasó sus grandes éxitos -Pa'l bailador, Las cajas, El centurión de la noche, Yamulemau, A mi Dios todo le debo, La noche, En Barranquilla me quedo, Fuego en mi mente...-, en los que mostró sus grandes condiciones para absorber de manera evidente la música africana y la antillana, fundir estas influencias con la raíz colombiana y crear un estilo propio, que tiene en el joesón su ejemplo, con el zouk de la Guadalupe como primo hermano.

Las canciones de Arroyo suelen comenzar con unos desarrollos muy originales, para caer en el tradicional son cubano con el apoyo de los metales. Entonces, aquello se convierte en una descarga en la no tienen cabida las improvisaciones de los músicos ni las sofisticaciones de la nueva música caribeña. Todo es directo, efectivo y puro. El planteamiento es áspero y duro, pero interpretado con tal limpieza, intensidad y energía, que se agradece su fidelidad al sonido tradicional y el intento de renovación de la música colombiana sin perder su clasicismo. Joe Arroyo convenció en su presentación en Madrid, dentro del excelente ciclo Rincón del Trópico, logró convertir lo sencillo en éxito y, a pesar de la poca adecuación del espacio, consiguió que el público bailase durante casi tres horas. Como el pez en la pecera.

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