Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La emoción ausente

Al margen de otras cuestiones -utilización de instrumentos originales o modernos, imágenes actuales o tradicionales en las puestas en escena de las óperas...-, uno de los aspectos más debatidos de la interpretación mozartiana es el de la elección del tempo. Tal vez por ello, la Universidad de Asturias ha invitado al gran musicólogo norteamericano Charles Rosen a dar unas charlas sobre el tema este verano.Gerd Albrecht planteó unos tiempos vivísimos en su dirección del Réquiem. Ello, unido a unas masas orquestales y corales numerosísimas y a una energía poderosa en el tratamiento ...

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Al margen de otras cuestiones -utilización de instrumentos originales o modernos, imágenes actuales o tradicionales en las puestas en escena de las óperas...-, uno de los aspectos más debatidos de la interpretación mozartiana es el de la elección del tempo. Tal vez por ello, la Universidad de Asturias ha invitado al gran musicólogo norteamericano Charles Rosen a dar unas charlas sobre el tema este verano.Gerd Albrecht planteó unos tiempos vivísimos en su dirección del Réquiem. Ello, unido a unas masas orquestales y corales numerosísimas y a una energía poderosa en el tratamiento del volumen, con unas formaciones en general reposadas, dieron lugar a una visión en que la espectacularidad prevalecía sobre la intimidad.

Orquesta y Coro Nacionales de España

Director: Gerd Albrecht. Solistas: María Bayo, Patricia Bardon, Christopher Ventris, Harald Stamm.Mozart: Sinfonía número 25 y Réquiem. Auditorio Nacional, 26 de junio

Hubo algún desacoplamiento, y, sobre todo, una sensación de ahogo. La sensibilidad, el dolor, se diluían en el trazo grueso y efectista del planteamiento. La atmósfera no favorecía tampoco las actuaciones vocales, pero aun así se pudieron apreciar destellosde luminosidad en María Bayo una soprano que por encima de todo trabaja a conciencia los papeles que interpreta. También destacaron la redondez y profesionalidad de Harald Stamm.

En la versión elegida del Réquiem se suprimieron el Sanctus Benedictus y Agnus Dei, alegando que no fueron compuesto por Mozart, sino por su discípulo Süssmayr. Es discutible. Con ese criterio se podrían también haber dejado el Ofertorium y la Sequencia con voces y acompañamientos de continuo, dado que la orquestación también la hizo Süssmayr. Por otra parte, la repetición del Kyrie después de Ostias es, desde mi punto de vista, arbitraria.

Vivacidad

El Réquiem fue precedido por la Sinfonía número 25 en sol menor una joya de vivacidad y transparencia. El director Gerd Albrecht atendió más a la arquitectura los contrastes que a la ligereza el sonido.La orquesta respondió con efectividad a lo que se le pedía destacando algún detalle de finura en la sección de viento, madera y en las violas, y el buen planteamiento rítmico de la cuerda baja.

El público, que llenaba totalmente la sala, aplaudió con fuerza al final del concierto de la Orquesta y Coro Nacionales de España.

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