Tribuna:

En las ficciones de Defoe

Mientras el mercado nacional recogía positivamente las posiciones eufóricas del día festivo entre semana, en la plaza de Barcelona el ambiente bursátil iba languideciendo a medida que transcurría la sesión. En el sistema español de interconexión entre mercados funciona con mucha frecuencia un cierto trasvase mercantilista favorable a los más hábiles, sobre todo cuando los grandes se toman un respiro. El 2 de mayo, los despachos de Barcelona resurgieron en un improvisado agosto de corretajes y comisiones, pero al día siguiente la excelencia económica les apremiaba a realizar con la máxima celer...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mientras el mercado nacional recogía positivamente las posiciones eufóricas del día festivo entre semana, en la plaza de Barcelona el ambiente bursátil iba languideciendo a medida que transcurría la sesión. En el sistema español de interconexión entre mercados funciona con mucha frecuencia un cierto trasvase mercantilista favorable a los más hábiles, sobre todo cuando los grandes se toman un respiro. El 2 de mayo, los despachos de Barcelona resurgieron en un improvisado agosto de corretajes y comisiones, pero al día siguiente la excelencia económica les apremiaba a realizar con la máxima celeridad las ganancias obtenidas en menos de 24 horas.La avidez es lo primero. Algunas sociedades de valores aplican un cierto modelo Daniel Defoe, en cuya ficción los avenetureros solitarios obtenían grandes ganancias en azúcar, café y otras materias primas a cambio de baratijas. Semanas como la de este extraño puente explican que algunas carteras estén tan cargadas de liquidez cuando los valores estrella han sido el cebo para captar inversión. Es lógico que muchas operaciones se hayan encontrado sin contrapartida; el dinero permanece en la cartera, pero colocado masivamente en activos de deuda pública.

Archivado En