Crítica:POP

El éxito el exceso

Las cosas han cambiado mucho para Héroes del Silencio desde que, hace dos años, el grupo zarágozano se presentó en una pequeña sala de Madrid para chequear sus posibilidades. Ya se apreciaba que el cuarteto realizaba un trabajo fino, con muchos meses de ensayo y bastantes horas de espejo, con un buen sonido y corrección en los arreglos realizados con el riesgo que siempre supone tocar en trío (guitarra bajo y batería).Desde entonces, Héroes del silencio se ha situado como uno de los grupos punteros, con algunos cientos de miles de discos vendidos y unos seguidores fieles (que, en su último rec...

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Las cosas han cambiado mucho para Héroes del Silencio desde que, hace dos años, el grupo zarágozano se presentó en una pequeña sala de Madrid para chequear sus posibilidades. Ya se apreciaba que el cuarteto realizaba un trabajo fino, con muchos meses de ensayo y bastantes horas de espejo, con un buen sonido y corrección en los arreglos realizados con el riesgo que siempre supone tocar en trío (guitarra bajo y batería).Desde entonces, Héroes del silencio se ha situado como uno de los grupos punteros, con algunos cientos de miles de discos vendidos y unos seguidores fieles (que, en su último recital en Madrid, abarrotaron el Palacio de Deportes en el primer concierto de las Fiestas de la Comunidad.

Héroes del Silencio y Lions in Love

Enrique Buribury (voz, guitarra), Juan Valdivia (guitarra), Joaquín Cardiel (bajo), Pedro Andreu (batería). Aforo: 11.000 personas. Precio. 1.500 pesetas. Palacio de Deportes de la Comunidad. Madrid, 28 de abril.

La noche comenzó con el grupo Lions in Love, sexteto madrileño que reúne músicos de diferentes nacionalidades, cuya música es un compendio de estilos (psicodella, rock, flamenco, rap, soul ... ). Su cantante, Stephanie Ikinges, demostró calidad, atractivo y seguridad en las tesituras altas, con un teclista que pone las manos con fuerzas y utiliza bien la tímbrica y las disonancias y un gultarrista que roza el abuso del pedal de wha-wha, por aquello de la moda. Es un grupo interesante, compacto y original, algo forzado en la incorporación de estilos, pero que sorprendió por su madurez en su presentación en Madrid.

Espectacular y confuso

Lejanos los tiempos de sus comienzos en 1984, Héroes del Silencio ofreció una producción espectacular y un sonido confuso. La claridad que requiere su música no existió, y la cuidada labor del guitarrista Juan Valdivia -se convirtió en algo borroso que, junto a la bola sonora creada por el bajo y la bateria, impidió que la voz de Enrique Buribury tuviese la claridad precisa.Todas las cariciones de Héroes del Silencio parecen cortadas por el mismo patrón, pero han logrado atraer a un sector del público que está entre el heavy y U2, y al que parece no asustar la monotonía de un grupo del que siempre se espera algún desarrollo nuevo en sus canciones que, Finalmente, jamás se produce. Respaldado por un tiempo rítmico tan preciso como desesperante por sus escasas variaciones, Enrique Buribury se mantiene como centro y canta, grita, salta, se arrodilla y se arrastra en una entrega que potencia el carácter épico del cuarteto. La exageración interpretativa de BLiribury ayudan también a que la pretenciosidad del grupo -tanto en música como en textos- , se convierta en un valor apreciado, respaldado por la indiscutible profesionalidad de un cuarteto que ha convertido el exceso en una de las razones de su éxito.

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