Crítica:

Flores de 'perestroika'

Estrellas en la madrugadaDe Alexandr Galin. Versión de Fermín Cabal. Intérpretes. lsabel Ordaz. Ana Sáez. María Luisa Borruel. Ángel Alcázar. Carlos Kaniowsky, Asun Díaz, Inma Barrionuevo, Escenografía: Helena S. Kriukova. Dirección: Ángel Ruggiero. Centro Cultural Galileo, hasta el 28 de marzo.

Los que ya llevamos vivida una perestroika nacional sabemos que no tiene necesariamente por qué proporcionar buen teatro. Suele ocurrir que, en primer lugar, todo el mundo trata de sacar las obras que estuvieron escondidas cuando la censura y el miedo imperaban: la obra-mártir,...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Estrellas en la madrugadaDe Alexandr Galin. Versión de Fermín Cabal. Intérpretes. lsabel Ordaz. Ana Sáez. María Luisa Borruel. Ángel Alcázar. Carlos Kaniowsky, Asun Díaz, Inma Barrionuevo, Escenografía: Helena S. Kriukova. Dirección: Ángel Ruggiero. Centro Cultural Galileo, hasta el 28 de marzo.

Los que ya llevamos vivida una perestroika nacional sabemos que no tiene necesariamente por qué proporcionar buen teatro. Suele ocurrir que, en primer lugar, todo el mundo trata de sacar las obras que estuvieron escondidas cuando la censura y el miedo imperaban: la obra-mártir, el autor-mártir, pueden tener valor cívico, pero no teatral.

Luego se suceden a éste otros estudios de perplejidad, de imposibilidad de seguir el nuevo ambiente, y luego, en fin, aparecen autoridades que, cada una con la ufanía de su propia perestroica suelen dirigir el teatro a su manera. No vaya a ser que las gentes puedan creer que han de hacerlo a su semejanza y en absoluta libertad. Alexandr Galin es un joven perestroiko que comenzó a infiltrarse en el teatro de la dictadura reblandecida, y cuyos prirneros signos secretos fueron reconocidos por el público que los esperaba. Esta obra, Estrellas en la madrugada, supone uno de los intentos característicos de las perestroikas habituales: volver a lo antiguo, a la tradición, a la fuente de todo, para poder empezar. Y sobre todo, atacar lo que pasó, lo que uno detestó inucho tiempo antes: no lo de ahora. Por si acaso.

Alma eslava

En ese cuartucho de barracón están los Bajos fondos de Gorki, los monólogos incompletos Y aislados de los personajes de Chéjov, las prostitutas sentimentales de Andreiev y de Gogol. Es decir, la eterna desgracia del alma eslava.

No es fácil decir si es la endeblez del texto o la falta de creación de ambiente en esta versión teatral lo que produce, sobre todo, una indiferencia ante esta desgracia, y una escasa simpatía por los fogonazos de amor que surgen.

Es parte de la situación que se produjo cuando, hace 10 años, la celebración de los Juegos Olímpicos en Moscú hizo que las autoridades expulsaran de la ciudad a los elementos indeseables o indecorosos para que los extranjeros no vieran las ranias podridas de la sociedad.

Como en el Concilio de Barcelona, los Juegos Olímpicos y la visita papal a México o todas las visitas papales a países de pobres. Galin vio a una de las desgraciadas prostitutas, borracha y, perdida, en la ciudad de su destierro provisional, y eso le inspiró esta obra. Está cargada de buenas intenciones.

El lenguaje inventado por Fermín Cabal -para, naturalmente, españolizar el de esos bajos fondos soviéticos- es naturalmente adecuado, y en la interpretación naturalista todos los actores del reparto se defienden muy bien. especialmente Ana Sáez, Isabel Ordaz e Inma Barrionuevo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En