2.000 albaneses vuelven a su país tras exigirlo con una huelga de hambre

ENVIADO ESPECIAL, Cerca de 2.000 refugiados albaneses retornaron ayer a su país desde la ciudad italiana de Brindisi a bordo del buque Tirana, tras declararse en huelga de hambre y amenazar con devastar la ciudad si no se les permitía zarpar. Mientras los primeros trenes hacia Palermo partían con los refugiados albaneses que han decidido quedarse en Italia, los 2.000 ocupantes del Tirana, en un estado de tremenda crispación, provocaron tumultos en el puerto hasta que el Gobierno italiano decidió permitir su regreso a Albania pese a que el estado del buque y su ocupación contravienen todas las ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

ENVIADO ESPECIAL, Cerca de 2.000 refugiados albaneses retornaron ayer a su país desde la ciudad italiana de Brindisi a bordo del buque Tirana, tras declararse en huelga de hambre y amenazar con devastar la ciudad si no se les permitía zarpar. Mientras los primeros trenes hacia Palermo partían con los refugiados albaneses que han decidido quedarse en Italia, los 2.000 ocupantes del Tirana, en un estado de tremenda crispación, provocaron tumultos en el puerto hasta que el Gobierno italiano decidió permitir su regreso a Albania pese a que el estado del buque y su ocupación contravienen todas las normas de seguridad de la navegación.

Más información

"Preferimos morir en el trayecto. No queremos comida, ni ayuda, sólo queremos volver a Albania", manifestaban los ocupantes del Tirana que aludían a sus familias como motivo de su regreso. "Mis ancianos padres quedaron allí". "Yo tengo dos hijas y mi mujer en Durres. Si el Gobierno italiano no nos deja volver verá de lo que somos capaces los albaneses", amenazaban algunos en su desesperación.Las noticias sobre la llegada de un nuevo buque albanés con centenares de refugiados y dos muertos por desnutrición no se confirmaron. Las autoridades de la ciudad desalojaron las naves del puerto para fumigarlas ante la amenaza de epidemias por las insostenibles condiciones de vida y la insalubridad de las instalaciones.

Los ocupantes del Tirana, llegados a Brindisi hace cuatro día en éste y otros buques entre unos 25.000 albaneses, decidieron volver a Albania, unos por haber dejado atrás a sus familiares durante la caótica salida del puerto albanés de Durres y otros porque perdieron toda ilusión de permanecer en Italia ante las desastrosas condiciones en que han vivido estos días en Brindisi.

Desastre organizativo

La ejemplar actitud hacia los albaneses de la población de esta capital de una de las zonas más deprimidas de Italia no pudo compensar el desastre organizativo y la falta de respuesta del Estado italiano. Miles de ciudadanos de Brindisi y de las localidades aledañas están repartiendo comida caliente preparada en familia, ropa y dinero a los refugiados que deambulan por la ciudad.No obstante, aquellos que deseaban volver a su país se convirtieron en un problema aún mayor que, los que desean quedarse en Italia o continuar su huida hacia otros "paraísos capitalistas". A media tarde de ayer eran ya unos 2.000 los que exigían zarpar de inmediato hacia Albania.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Legalmente el carguero sólo puede transportar a 73 pasajeros, según manifestó a EL PAÍS su comandante albanés, Pandell Golemi. Sin embargo, los albaneses a bordo, que no habían comido en tres días, entre ellos centenares de niños y mujeres, amenazaron a la policía italiana con "sangre y con devastar la ciudad" si no se autorizaba la salida, retrasada una y otra vez por la falta de respuesta de Roma. Los albaneses aseguraron que no temen represalias a su llegada a Durres aunque todos condenan el régimen de Ramiz Alia que consideran que "habla de democracia pero quiere perpetuar la dictadura".

El Gobierno italiano concedió finalmente el permiso de salida al buque, remolcado por dos barcos italianos, con rumbo al puerto de Durres de donde zarpó a principios de la semana. Las condiciones sanitarias a bordo son, según testigos, "infrahumanas" y con grave riesgo de epidemias. Las letrinas son del todo insuficientes y el hedor que despedía el barco, con sus 2.000 pasajeros hacinados desde el puente a la bodega, era insoportable.

Las defecaciones en torno al Tirana y en los hangares frente al mismo y las numerosas enfermedades de la piel y del sistema respiratorio que padece gran parte de los refugiados convirtieron el puerto en zona de alto riesgo. La policía sólo permitía el paso a los periodistas e impedía el acceso a ciudadanos de Brindisi que intentaban suministrar alimentos y ropa a los ocupantes del barco en un movimiento de solidaridad que se ha hecho merecedor de1a admiración del mundo y de la vergüenza del Gobierno italiano por su falta de iniciativa, decisión y apoyo.

Archivado En