Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Emile Naoumoff, un gran pianista

Orquesta Nacional de EspañaEl pianista Emile Naoumoff (Sofía, Bulgaria, 1962), se presentó con la Orquesta Nacional, dirigida por Walter Weller, como intérprete principal del Concierto en do menor, K 491, de Mozart. Músico muy formado, compositor, excelente cultivador de las formas de cámara, Naoumoff acusa en su estilo pianístico sobre los datos de una personalidad singular, los recibidos en el ambiente parisiense como discípulo de Nadia Boulanger en el Conservatorio de Fontainebleau.Su Mozart parte, entonces, de un depuradísimo concepto sonoro y cobra vida gracias a un fraseo b...

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Orquesta Nacional de EspañaEl pianista Emile Naoumoff (Sofía, Bulgaria, 1962), se presentó con la Orquesta Nacional, dirigida por Walter Weller, como intérprete principal del Concierto en do menor, K 491, de Mozart. Músico muy formado, compositor, excelente cultivador de las formas de cámara, Naoumoff acusa en su estilo pianístico sobre los datos de una personalidad singular, los recibidos en el ambiente parisiense como discípulo de Nadia Boulanger en el Conservatorio de Fontainebleau.Su Mozart parte, entonces, de un depuradísimo concepto sonoro y cobra vida gracias a un fraseo bien respirado y a una curva expresiva tan elegante como la misma música interpretada.

El juego es claro y el virtuosismo grande, mas subordinado en todo momento a la idea musical.

Director: W

Weller. Solista: E. Naoumoff (piano). Obras de Mozart y Rimski-Kórsakov. Auditorio Nacional, Madrid, 23 , 24 y 25 de noviembre.

Equilibrio

La colaboración de Weller con la ONE resultó bastante equilibrada, aunque no del todo identificada con la intención del solista, tan larga y justamente ovacionado. Weller expuso antes la Sinfonía en do mayor, K. 73, del compositor salzburgués, rara vez programada entre nosotros, y en ella hizo sonar al grupo reducido de la Orquesta Nacional como en los mejores días.Brillantísima, matizada y espléndidamente tocada resultó Scherezade, de Rimski-Kórsakov, con una bella intervención del concertino Víctor Martín. No fue una versión demasiado imaginativa, pero sí puntualmente rigurosa, ordenada y contrastada.

Al final del concierto, en el mismo Auditorio, la dirección del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (INAEM), recién estrenada por Juan Francisco Marco, entregó a los últimos profesores jubilados de la ONE las correspondientes placas: Andrés Carreres (flauta), Julio Magro (percusión) y José Chenoll (trombón) escucharon, con todos sus compañeros, las palabras justamente elogiosas de Marco, Tomás, y Marco, Juan Francisco, como directores técnico de la ONE y general del INAEM.

Circula en estos momentos en nuestra primera orquesta un aire de confianza, un espíritu de emulación y bien hacer, detectable en las actuaciones, pero no menos en estos actos de confraternidad.

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