JORNADA ELECTORAL VASCA

Los vascos votaron en una jornada tránquila que estuvo dominada por la lluvia y el frío

El mal tiempo presidió ayer la jornada electoral en un País Vasco acostumbrado en los últimos años a los otoños secos y templados. El día amaneció frío y lluvioso en las tres provincias e hizo cundir entre los políticos el temor a una participación más reducida de lo esperado. En Andoaín (Guipúzcoa), una urna quedó precintada al darse cuenta el presidente de la mesa que había votado un menor de 18 años. La temperatura era a las nueve de la mañana de 14 grados en Bilbao y San Sebastián y de 10 grados en Vitoria. Cuatro horas más tarde había subido un grado en las dos, primeras ciudades y dos en...

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El mal tiempo presidió ayer la jornada electoral en un País Vasco acostumbrado en los últimos años a los otoños secos y templados. El día amaneció frío y lluvioso en las tres provincias e hizo cundir entre los políticos el temor a una participación más reducida de lo esperado. En Andoaín (Guipúzcoa), una urna quedó precintada al darse cuenta el presidente de la mesa que había votado un menor de 18 años. La temperatura era a las nueve de la mañana de 14 grados en Bilbao y San Sebastián y de 10 grados en Vitoria. Cuatro horas más tarde había subido un grado en las dos, primeras ciudades y dos en la capital de la comunidad.

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Las precipitaciones oscilaron entre los 12 litros de Bilbao hásta mediodía y los casi 24 litros de Vitoria. Esta meteorología hubiera sido normal en el País Vasco hace cuatro años, pero ayer cogió por sorpresa a muchos votantes, que tuvieron que rebuscar en los armarios paraguas y gabardinas.La principal incidencia electoral se produjo en Andoaín (Guipúzcoa), donde un despiste del presidente de la mesa permitió depositar su papeleta a un joven. sin edad para votar. Ante la posibilidad de que fueran impugnados los resultados, la mesa acordó precintar inmediatamente la urna, a la espera de, una resolución de la Junta Electoral, según informó el departamento de Interior del Gobierno vasco.

La misma consejería, responsable de la organización de los comicios, aclaró a media mañana que la Junta Electoral de Vizcaya no había recibido la renuncia de ninguna candidatura. La duda le había planteado con la lista de la coalición formada por el Movimiento Comunista de Euskadi y la Liga Comunista Revolucionaria (EMK-LKI).

Los dos partidos hicieron campaña para pedir el voto para Herri Batasuna (HB) pero no retiraron sus candidaturas, como era su intención inicial, para evitar la multa de 400.000 pesetas por provincia prevista en la nueva ley electoral autonómica para las listas retiradas en bloque. Este hecho obligó a colocar las papeletas de EMK-LKI en todas las mesas, circunstancia que pudo influir negativamente en el voto a Herri Batasuna.

La tranquilidad y la casi total ausencia de incidentes fue la tónica general en las 2.315 mesas electorales, distribuidas en 755 colegios.

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El principal incidente registrado tras la apertura de las mesas fue el intento de boicotear los accesos a un colegio electoral situado en la ikastola de Getxo (Vizcaya), donde debía, votar el delegado del Gobierno, Juan Manuel Eguiagaray.

Salida bloqueada

Tanto los responsables de la mesa como los electores se vieron obligados a utilizar una entrada trasera, según informaron portavoces de la Consejería de Interior del Ejecutivo autónomo, al comprobar que la cerradura de la puerta principal había sido bloqueada con silicona.

Ambulancias de la Cruz Roja y de la DYA (Asociación de Ayuda en Carretera) organizaron durante el horario electoral un servicio de urgencia para el traslado de enfermos e impedidos a los colegios. La Cruz Roja trasladó a votar a 53 personas y la DYA a 42. La proliferación de encuestadores fue una de las notas dominantes desde la apertura de los colegios, a las nueve de la mañana. Las empresas de sondeos, interesadas en adelantar resultados desde las ocho de la tarde, realizaron un amplio despliegue.

En algunos casos los encuestadores preguntaban a los electores el sentido de su voto recién depositado y en otras ocasiones proponían depositar una nota escrita en una caja dispuesta al efecto.

En la localidad guipuzcoana de Oñati el presidente de una mesa obligó a alejarse a un encuestador, cuya proximidad a la urna consideró excesiva. En Gernika y Galdakao (Vizcaya), los presidentes de dos mesas obligaron a retirar pancartas pidiendo el voto para el PNV y Herri Batasuna. En ambos casos, el motivo fue también la cercanía excesiva al colegio electoral.

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