La salud de los españoles, a la cabeza de Europa, según García Vargas

El estado de salud de los españoles "es bueno, a pesar de que los hábitos de fumar y beber son aún muy acentuado, manifestó ayer Julián García Vargas. Para dar ese diagnóstico, el ministro de Sanidad utilizó los datos recogidos en el libro Indicadores de salud, que muestra una minuciosa fotografía de la situación sanitaria y de los hábitos de vida en las distintas comunidades autónomas en relación con los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud para el año 2000.

Según ese retrato, la esperanza de vida en España al nacer (76,4 años) ha subido cuatro anualidades ent...

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El estado de salud de los españoles "es bueno, a pesar de que los hábitos de fumar y beber son aún muy acentuado, manifestó ayer Julián García Vargas. Para dar ese diagnóstico, el ministro de Sanidad utilizó los datos recogidos en el libro Indicadores de salud, que muestra una minuciosa fotografía de la situación sanitaria y de los hábitos de vida en las distintas comunidades autónomas en relación con los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud para el año 2000.

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Según ese retrato, la esperanza de vida en España al nacer (76,4 años) ha subido cuatro anualidades entre 1970 y 1985. Simultáneamente, se ha producido un descenso de la mortalidad infantil, pasando de 26,3 niños por cada 1.000 nacidos en 1970 a 9 bebés por cada 1.000 nacidos vivos en 1985. Con respecto a otros países europeos, la esperanza de vida española es superior a la de Alemania (75,1 años), Francia (75,9 años), Italia (75,5 años) y Reino Unido (74,6) "Sólo tres países -Suiza, Suecia y Finlandia- superan los indicadores sanitarios de España. Esto se debe a la dieta mediterránea y al desarrollo económico de los últimos años", afirmó el ministro de Sanidad. Tras el optimismo de este diagnóstico general, García Vargas puntualizó: "A partir de ahora nos tenemos que enfrentar a los problemas típicos de los países desarrollados: exceso de dieta y vida sedentaria".Ambos factores guardan una relación directa con las enfermedades cardiovasculares y tumores malignos, que constituyen las dos primeras causas de morbilidad. La mortalidad originada por el conjunto de todas las enfermedades cardiovasculares sufrió un fuerte aumento hasta 1975, para estancarse después y descender entre 1980 y 1985. Con respecto a las enfermedades cerebrovasculares, la mortalidad se mantiene estable desde el año 1975, después de un fuerte incremento entre 1960 y ese año.

Esta estabilización no se ha producido, en cambio, en el conjunto de dolencias que abarcan los cánceres. "Hay un lento pero imparable crecimiento en prácticamente todo tipo de tumores, pero destacan especialmente los cánceres femeninos y de pulmón. Así, los datos sobre los tumores de útero muestran que la incidencia de esta enfermedad se ha cuatriplicado entre 1970 y 1985. La misma situación se observa en el cáncer de mama y la tendencia es que seguirá subiendo", afirmó el ministro.

El aumento de cáncer de pulmón, bronquios y tráquea concuerda con la subida del consumo de tabaco. Éste ha pasado de 1.516 cigarrillos por habitante y año en 1960 a 2.526 en 1988. Según la publicación presentada ayer, el cáncer de pulmón causó el 25,2% de las muertes por cáncer ocurridas en varones en 1985. Esta patología es cinco veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. El tumor que causa mayores estragos en este grupo de la población, el cáncer de mama, representó ese mismo año el 16,4% de los fallecimientos por tumores.

Con respecto a las enfermedades prevenibles -cuya erradicación es uno de los objetivo de la OMS - destaca la práctica desaparición de la difteria y el descenso de casos de sarampión.

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