LA CRISIS DEL GOLFO

Un español, en el hospital Rey Faisal

Un cirujano santanderino analiza los efectos de la consanguineidad en la población de Arabia Saudí

El dinero fácil y abundante, unido a las tradiciones de una sociedad que promueve los matrimonios consanguíneos y alienta la poligamia, hizo de los saudíes un pueblo blando, de nuevos ricos, ebrio de consumo. Aunque los beduinos cambiaron el dromedario por el todoterreno, siguen siendo los únicos depositarios de la energía perdida en la sociedad urbana. "Los beduinos son duros y secos, son una raza fortalecida durante siglos por la vida en el desierto, pero ahora cuentan muy poco", opina Carlos Gómez Durán, de 55 años, cirujano cardiovascular en el hospital Rey Faisal.

Este médico santa...

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El dinero fácil y abundante, unido a las tradiciones de una sociedad que promueve los matrimonios consanguíneos y alienta la poligamia, hizo de los saudíes un pueblo blando, de nuevos ricos, ebrio de consumo. Aunque los beduinos cambiaron el dromedario por el todoterreno, siguen siendo los únicos depositarios de la energía perdida en la sociedad urbana. "Los beduinos son duros y secos, son una raza fortalecida durante siglos por la vida en el desierto, pero ahora cuentan muy poco", opina Carlos Gómez Durán, de 55 años, cirujano cardiovascular en el hospital Rey Faisal.

Este médico santanderino, catedrático de su especialidad en Valdecilla, pudo observar durante los dos últimos años y desde un lugar privilegiado los trazos peculiares del pueblo saudí, que tiene una dieta pésima, con exceso de grasa de cordero, café y demasiado azúcar.En el hospital Rey Faisal de Riad hay 300 médicos de 50 nacionalidades y 750 camas, ninguna de ellas atendida por enfermeras nativas ya que, como dice Gómez Durán, aquí no existe escuela de enfermeras y hay que importarlas.

Gómez Durán, casado con una médica también espaflóla, llega en ocasiones a permanecer más de dos meses sin salir del recinto hospitalario (en él trabajan 4.500 empleados) porque reconoce que socialmente la vida en Arabia Saudí es insufrible. Si lo es para él, añade que aún es peor para cualquier mujer que dependa del marido o de ,un chófer si quiere desplazarse de un lugar a otro, porque aunque sea extranjera tiene prohibido ponerse ella al volante.

El hospital Rey Faisal se creó en los años setenta para atender a la familia real. Luego se amplió porque un buen hospital necesita estar rodando constantemente. Dispone de medios económicos e instalaciones excepcionales. A este médico español acaban de entregarle 70 millones de pesetas para investigación.

El dinero, arma de doble filo

Pero el dinero fácil y abundante que proviene del petróleo es un arma de doble filo en la sociedad saudí. "Todo lo tienen al alcance de la mano y esto hace que el pueblo se haya vuelto blando y se abandone. Van a todas partes en automóvil. Se ha creado una sociedad que no está hecha para la lucha", afirma Gómez Durán.

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Si a esto se une el hecho de que siguen multiplicándose los matrimonios consanguíneos (entre primos hermanos, sobre todo), el resultado es devastador. Según el médico español, abundan las enfermedades congénitas de todo tipo, especialmente cardiopatías y malformaciones óseas y de miembros.

Pero ello no inquieta a las autoridades saudíes, que esperan confiadamente que se doble la población al cabo de 20 años. "Es perfectamente normal que una familia media tenga 14 hijos. No hay que olvidar que el fundador de la dinastía reinante, Saud, tuvo 200 hijos, de los que reconoció 52 varones", añade Gómez Durán. El índice de natalidad parece situarse en 8,4 hijos por pareja.

A la hora de enfermar los saudíes son buenos pacientes. Demuestran tener una fe extraordinaria en la medicina occidental. Piden que se decida y actúe por ellos, lo cual se traduce, en una postura de pasividad: "El saudí no se esfuerza por luchar contra su enfermedad". "Llegan a aceptar la muerte bastante bien, aunque algunos lloran".

La importancia de tener hijos

La doctora Begoña Gomeza, de 37 años, casada con el doctor Gómez Durán, practica la medicina familiar en el hospital Rey Faisal de Riad. Ya está acostumbrada a que en el mismo automóvil un saudí de clase alta conduzca a sus tres esposas hasta el consultorio médico. "El 50% de las mujeres que comparten el mismo hombre se llevan bien entre ellas. La otra mitad se odian hasta tal punto que necesitan tratamiento psiquiátrico y dosis de Valium para lograr dormir", dice la doctora Gomeza.En los mejores colegios de Riad se instruye a las niñas para que el día de mañana animen al marido a tener más de una esposa. No se les habla del problema de los celos.

"Muchas mujeres encajan mal que por estar enfermas o en periodo posoperatorio sus maridos lleven a otra esposa al hogar", dice Begoña Gomeza. Añade que la mujer, saudí es ignorante en materia sexual. Es incapaz de indicarle al marido cómo debe satisfacerla sexualmente. Suele casarse a los 16 años con el hombre elegido por el padre, a los 27 ya tiene seis hijos, cuando no más. "Pero se pone muy contenta cuando queda embarazada, porque su aspiración es dar hijos al marido. Si luego se añaden otras esposas en el hogar ya tiene con quien compartir su soledad", dice la misma doctora Gomeza.

La obligación del maridoes tratar a todas las mujeres por igual. Cuando una recibe un collar de regalo, lo lógico es que la otra espere el mismo obsequio al día siguiente.

Según la doctora Gomeza, los casos de amputación del elítoris no son tan frecuentes en Arabia Saudí como en otros países (Somalia, Sudán, Egipto), aunque atiende casos procedentes de la costa del mar Rojo necesitados de volverse a operar.

"Generalmente, el hombre puede divorciarse de la mujer que no le da hijos".

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