Muere a los 59 años Max Gordon, arquitecto de museos de arte

La reciente muerte del arquitecto británico Max Gordon, acaecida cuando contaba 59 años, en plena madurez creativa, constituye una pérdida lamentable para un sector que no anda sobrado de talentos: la construcción y acondicionamiento de museos de arte. Quizá sorprenda esta afirmación cuando últimamente se han amontonado los más sobresalientes arquitectos en dar respuesta a este desafío -y no hace falta ahora hacer el recuento, dada la publicidad existente al respecto, para recordar los nombres de Stirling, Hollein, Pei, Piano, Gae Aulenti, etcétera-, pero en la mayor parte de los casos no supi...

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La reciente muerte del arquitecto británico Max Gordon, acaecida cuando contaba 59 años, en plena madurez creativa, constituye una pérdida lamentable para un sector que no anda sobrado de talentos: la construcción y acondicionamiento de museos de arte. Quizá sorprenda esta afirmación cuando últimamente se han amontonado los más sobresalientes arquitectos en dar respuesta a este desafío -y no hace falta ahora hacer el recuento, dada la publicidad existente al respecto, para recordar los nombres de Stirling, Hollein, Pei, Piano, Gae Aulenti, etcétera-, pero en la mayor parte de los casos no supieron sacrificar ninguno de ellos su potencial imaginativo a la disciplina encomendada: crear un espacio para ver lo mejor posible obras de arte y, no sólo para admirar al genial demiurgo que ha diseñado el contenedor.Max Gordon, hombre discreto y sensible fue un luminoso ejemplo de lo contrario: sabía desaparecer él al servicio de la obra, y, sin excéntricas genialidades, obtuvo finalmente el reconocimiento de los amantes del arte. La formación universitaria de Max Gordon tuvo puntos de referencia envidiables, como el haber pasado por la Universidad de Cambridge, la Architectural Association de Londres y la Escuela de Diseño de Harvard, bajo la dirección del español José Luis Sert. Gordon trabajó durante seis años en la célebre firma neoyorquina de Skidmore, Owing y Merril, en edificios de oficinas como IBM, Banca Lambert y El Chase Manhattan Bank.

Pero fue, al regresar a Inglaterra, cuando Max Gordon comenzó a interesarse por el diseño de espacios de arte, interviniendo en el de la colección Saatchi, las reformas de la Whitechapel Art Gallery y Serpentine Gallery, y en la creación de los nuevos espacios para numerosas galerías de arte privadas, como las de Anthony D'Offay. En función de esta especialidad, Max Gordon vino a España y contribuyó a hacer posible como ámbito expositivo las enormes salas del Centro de Arte Reina Soria. Max Gordon, en fin, realizó obras en otros países europeos y americanos, y creó un estilo de potenciación del espacio artístico.

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