LA CRISIS DEL GOLFO

Gigantesco puente aéreo para repatriar a los huidos de Bagdad y Kuwait

ENVIADO ESPECIALLa mayor operación de repatriación aérea desde la II Guerra Mundial comenzó ayer en Ammán. Un grupo de ciudadanos de Sri Lanka abandonaron por la tarde la capital del reino hachemí en dirección a Colombo (Sri Lanka), en el primero de una serie de vuelos patrocinados por la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y la ONU. Se trata de sacar de los campamentos de refugiados del desierto jordano a un mínimo de 100.000 asiáticos huidos de Irak y Kuwait.

Ciudadanos de países pobres y superpoblados, los paquistaníes, indios, esrilanqueses, bengalíes y filipinos, amonto...

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ENVIADO ESPECIALLa mayor operación de repatriación aérea desde la II Guerra Mundial comenzó ayer en Ammán. Un grupo de ciudadanos de Sri Lanka abandonaron por la tarde la capital del reino hachemí en dirección a Colombo (Sri Lanka), en el primero de una serie de vuelos patrocinados por la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y la ONU. Se trata de sacar de los campamentos de refugiados del desierto jordano a un mínimo de 100.000 asiáticos huidos de Irak y Kuwait.

Ciudadanos de países pobres y superpoblados, los paquistaníes, indios, esrilanqueses, bengalíes y filipinos, amontonados en los campamentos de Al Ruweished y de las cercanías de Ammán, no pueden esperar de sus Gobiernos los medios de transporte, la ayuda diplomática y el dinero necesarios para hacerles volver a casa. Jordania tampoco está en condiciones de hacer mucho más para aliviar su miseria.

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Pese a la ayuda humanitaria facilitada en las últimas semanas por la ONU, la Cruz Roja, diferentes Gobiernos occidentales y numerosas organizaciones privadas, la situación en los campamentos jordanos es considerada "explosiva" por la OIM y la ONU. Ambos organismos solicitaron ayer de la comunidad internacional una mayor cooperación para resolver este problema.

Tensiones étnicas

En el inmenso campamento de Al Ruweished, en la frontera entre Jordania e Irak, han comenzado a aparecer "tensiones étnicas", informó ayer la organización caritativa francesa Médicos sin Fronteras. El racionamiento de agua, la falta de comida, las basuras y las altas temperaturas están contribuyendo a desencadenar los viejos demonios que dividen a los diferentes grupos nacionales de refugiados asiáticos.

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Médicos sin Fronteras pide a los Gobiernos implicados y la comunidad internacional que aceleren con urgencia la repatriación de esas gentes. Esa organización ha comenzado a abrir un segundo campamento de refugiados en las proximidades de Al Ruweished, en la tierra de nadie entre Irak y Jordania.

Todos los días nuevas personas se añaden a los fugitivos de la crisis del Golfo y se agolpan en el reino hachemí. Un matrimonio británico llegó ayer a Ammán tras haber logrado escapar de Kuwait, confundidos en un grupo de nepalíes en un camión de transporte de ganado. El doctor Bsuvn Joshi y su esposa, Bimana, de origen nepalí y nacionalidad británica, contaron cómo, tras dos días de viaje, al llegar la frontera iraquí con Jordania, todo el mundo tuvo que salir del camión y enseñar el pasaporte a fin de conseguir el visado de salida.

"Nosotros no dimos los nuestros y, gracias a Dios, los iraquíes no comprobaron, si el número de pasaportes recibidos correspondía al de viajeros y nos dejaron salir a todos", dijo Joshi.

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