FERIA DE BILBAO

Un tostón

Corridas de toros como la de ayer en Bilbao son dificiles de soportar. Corridas de toros como la de ayer en Bilbao son un auténtico tostón para todo el mundo y, principalmente, para quienes tengan un mínimo de afición y un mediano conocimiento sobre lo que se cuece en los ruedos en tarde de toros.Tarde de toros: algo se ha dicho aquí. Tarde de toros venía a significar toda la vida de Dios que se Ediaban toros en un coso y podían ser bravos o mansos, el resultado de su lidia bueno o malo, pero como se trataba de toros enteros y verdaderos, jamás faltaba la emoción. Toda la vida de Dios, sin emb...

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Corridas de toros como la de ayer en Bilbao son dificiles de soportar. Corridas de toros como la de ayer en Bilbao son un auténtico tostón para todo el mundo y, principalmente, para quienes tengan un mínimo de afición y un mediano conocimiento sobre lo que se cuece en los ruedos en tarde de toros.Tarde de toros: algo se ha dicho aquí. Tarde de toros venía a significar toda la vida de Dios que se Ediaban toros en un coso y podían ser bravos o mansos, el resultado de su lidia bueno o malo, pero como se trataba de toros enteros y verdaderos, jamás faltaba la emoción. Toda la vida de Dios, sin embargo, debía de ser antes, porque ahora esos toros de la tarde de toros descrita no se parecen a toros enteros y verdaderos ni por el forro.

Rodríguez/ Mora, Cepeda, Camino

Cinco toros de Dionisio Rodríguez y 1º de Manuel Alvarez, bien presentados, pobres de cabeza e inválidos, excepto 5º. Juan Mora: media estocada baja (aplausos); bajonazo trasero a toro arrancado (ovación y salida al tercio).Fernando Cepeda: pinchazo hondo, insistentes ruedas de peones, intenta el descabello -aviso con un minuto de retraso-, pinchazo trasero tendido, rueda de peones y descabello (silencio); bajonazo descarado, rueda de peones y descabello (algunos pitos). Rafi Camino: estocada caída y descabello (ovación y salida al tercio); estocada caída, rueda de peones y descabello (aplausos y saludos). Plaza de Vista Alegre, 25 de agosto. Octava corrida de feria. Menos de tres cuartos de entrada.

Bueno, por fuera sí parecen, están hermosos, tienen cuernos; mas por dentro quién sabe de qué estarán hechos, quién sabe qué sustancias les habrán metido, para que se comporten como ovejas. Se les pone a las ovejas unos cuernos -no hace falta sean astifinos- y dan un juego más bravo que los toros de ayer en Bilbao.

Tampoco es que los toros de ayer en Bilbao se distinguieran por su temperamento ovejuno. La feria de Bilbao entera ha salido así, con rarísimas excepciones. La feria de Bilbao se viene caracterizándo estos últimos años porque salen a su pardo ruedo los animales más inválidos y ovejunos que puedan verse por toda la geografia ibérica, se incluyen plazas de tercera, portátiles, de talanqueras, corrales y granjas avícolas.

No pasa nada, naturalmente Y no pasa nada, pues la autoridad da por bueno este asunto y el público también. La autoridad reacciona ante la invalidez de los toros precipitándose a cambiar el tercio de varas y el público lo aplaude complacido.

El público bilbaíno no para de aplaudir, y lo que le chifla es que toque la banda municipal- Hace bien, ya que la banda municipal es buenísima, suena de maravi Ha, y la dirige con arte su direc tor, Urbano Ruiz Laorden, utilizando de batuta el puro que lue go se fuma a gusto durante la corrida.

Sin embargo el público pide que toque la banda no cuando el torero se luce, como es habitual en otras plazas sino en el momento de empezar la faena de muleta, que luego será buena o mala, según; y no importa pues, embalados don Urbano, su banda y su puro, ya no hay quien los pare.

Las faenas de muleta, obviamente, en Bilbao son siempre llmusicadas y oleada?, que decían los viejos revisteros taurinos, lo cual significa que transcurren entre pasodobles marchosos, olés encendidos y estruendosas ovaciones. Lo que haga el torero importa menos. Juan Mora componía posturas citando fuera-cacho y la suerte descargada, Fernando Cepeda practicaba el trasteo con mando a distancia, Rafl Camino bullía afanoso intentando cuajar algún pase, y como ninguno de los tres aplicaba a la tarea los cánones del arte de torear, ni los toros -excepto el quinto- tenían vida suficiente para soportar el recorrido completo de un muletazo, las faenas transcurrían caóticas y el espectáculo resultaba soporífero. Unas cuantas así y la poquita afición que queda en Bilbao sucumbe víctima del aburrimiento.

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