ESPACIO

Magallanes saluda a Venus

La nave espacial llega al planeta más cercano a la Tierra para dibujar su mapa exacto

Los expertos de la estación de seguimiento espacial de Robledo de Chavela (Madrid) estaban a las siete de la tarde de ayer muy atentos a las pantallas de la sala de control. La nave Magallanes había llegado a Venus y realizaba una maniobra detrás de este planeta, de forma que las antenas terrestres no recibían señal alguna de lo que pasaba. Si ésta reaparecía cuatro minutos antes de las 19.06 la misión estaría perdida. Pero todo salió bien: la sonda realizó la maniobra para frenar su velocidad y colocarse en la órbita de Venus, desde la que cumplirá su misión científica.

"Si la señal ap...

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Los expertos de la estación de seguimiento espacial de Robledo de Chavela (Madrid) estaban a las siete de la tarde de ayer muy atentos a las pantallas de la sala de control. La nave Magallanes había llegado a Venus y realizaba una maniobra detrás de este planeta, de forma que las antenas terrestres no recibían señal alguna de lo que pasaba. Si ésta reaparecía cuatro minutos antes de las 19.06 la misión estaría perdida. Pero todo salió bien: la sonda realizó la maniobra para frenar su velocidad y colocarse en la órbita de Venus, desde la que cumplirá su misión científica.

"Si la señal aparece cuatro minutos antes de lo previsto, la nave no habrá encendido el cohete para perder velocidad y pasará de largo Venus para seguir sin objetivo hacia el sur del sistema solar", explicaba José Urech, director de la estación de Robledo de Chavela, que utilizó en esta ocasión su antena más grande, de 70 metros de diámetro. La Magallanes, después de un viaje de 15 meses desde la Tierra, se había ocultado, en su trayectoria, detrás del planeta a las 6.41.2, y durante 25 minutos las pantallas de la sala de control estuvieron mudas. Pero las computadoras de a bordo de la sonda ejecutaron correctamente la operación: redujeron su velocidad de 39.000 a 29.000 kilómetros por hora y quedó bien atrapada en la gravedad de Venus.Toda la maniobra fue seguida también desde el centro de Goldstone, en California (EE UU). Ambas estaciones, junto a la de Canberra (Australia), forman la red de radiotelescopios del espacio lejano (en sus siglas inglesas, DSN) utilizada para hacer el seguimiento de la Magallanes. "Estamos recibiendo la señal diariamente desde las seis de la mañana hasta las tres o las cuatro de la tarde; luego California sigue el control hasta que se lo pasa a Australia, y desde allí de nuevo a nosotros al día siguiente", dijo Urech, quien comentó que el estado de la nave, un artefacto que ha costado 55.000 millones de pesetas, es excelente después del viaje.

Magallanes es una misión de bajo presupuesto de la NASA, y en la construcción de la sonda se utilizaron equipos sobrantes de otros aparatos. Su antena principal, por ejemplo, es el repuesto de la nave Voyager.

El 1 de septiembre próximo, después de la fase de ajuste y prueba de sus instrumentos, la sonda empezará el barrido con radar de la superficie de Venus. Desde una órbita muy elíptica, los equipos tomarán datos durante los 40 minutos en que la Magallanes se aproximará al planeta hasta 275 kilómetros. Después, cuando esté a la máxima distancia de la superficie (8.100 kilómetros), los enviará a la Tierra, donde se convertirán en imágenes. En cada órbita de la sonda, tres horas y nueve minutos, el radar barrerá una franja de 16.000 kilómetros de longitud 26 de ancho.

Esta operación durará 243 días terrestres, al cabo de los cuales se tendrá un mapa de alta resolución del 70% de Venus. Después, si los equipos siguen funcionando correctamente, se enviarán ordenes a las computadoras de la nave para que continúe la toma de datos del resto, en el hemisferio sur de Venus. "En muchos sentidos el mapa que vamos a obtener es mejor que los que tenemos de la Tierra", ha comentado Stephen Saunders, director científico del programa, señalando que el fondo del océano terrestre no se conoce en detalle y ocupa las dos terceras partes de la superficie del planeta.

"La Magallanes proporcionará 10 veces más datos que todas las sondas enviadas hasta ahora a otros planetas en conjunto", puntualizó José Urech.

Nubes de veneno

La necesidad de utilizar aparatos de radar en esta misión se debe a que la atmósfera de Venus, compuesta de nubes de ácido sulfúrico y dióxido de carbono, actúa como una cortina que impide la toma de imágenes fotográficas o de televisión. La sonda hará también mediciones de altimetría y temperatura, lo que permitiría detectar, por ejemplo, la presencia de volcanes activos.

Venus es el planeta más próximo a la Tierra y el más visitado por naves automáticas. Cinco sondas de EE UU y 19 de la URSS han sido enviadas hasta ahora para investigarlo. Aunque su densidad y tamaño son similares a los terrestres, es un infierno seco y sin vida.

Los científicos quieren estudiar ahora, con la Magallanes, la geología de Venus para intentar comprender qué fuerzas formaron sus grandes plataformas rodeadas de montañas más altas que el Everest, si hay vestigios de antiguos mares y si existen volcanes activos.

Los geólogos planetarios tienen diferentes hipótesis para explicar la topografía allí observada hasta ahora. Una de ellas apunta la posibilidad de que un mecanismo similar al choque de las grandes placas continentales terrestres habría sido responsable de la formación del agreste relieve venusiano.

El mapa de Venus puede mostrar también si hubo agua alguna vez allí. Esto apoyaría las teorías de algunos científicos acerca de un calentamiento global de ese planeta hace millones de años, tal vez debido a un efecto invernadero similar al que puede estar amenazando a la Tierra. Ahora Venus es un planeta inhóspito y misterioso, una densa capa de nubes lo cubre permanentemente.

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