A El Javi le abandonan sus seguidores

La Guadamilla / El Javi, Jiménez Agudo

Cinco novillos de La Guadamilla, bien presentados, con casta; y 5º, de Alcurrucén, serio, con peligro. El Javi: ovación y saludos; más palmas que pitos. Mariano Jiménez: palmas; oreja protestada. Regino Agudo: vuelta; ovación. Plaza de Las Ventas, 26 de julio. Un cuarto de entrada.

Lo más torero del festejo lo desarrolló El Javi, a quien sus seguidores y peñistas debieron abandonar, por lo que sus méritos con el burel que abrió plaza no trascendieron y se quedó sin ese triunfo que tanto ne...

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La Guadamilla / El Javi, Jiménez Agudo

Cinco novillos de La Guadamilla, bien presentados, con casta; y 5º, de Alcurrucén, serio, con peligro. El Javi: ovación y saludos; más palmas que pitos. Mariano Jiménez: palmas; oreja protestada. Regino Agudo: vuelta; ovación. Plaza de Las Ventas, 26 de julio. Un cuarto de entrada.

Lo más torero del festejo lo desarrolló El Javi, a quien sus seguidores y peñistas debieron abandonar, por lo que sus méritos con el burel que abrió plaza no trascendieron y se quedó sin ese triunfo que tanto necesita. Tenga usted partidarios para esto. Todo lo contrario que los de Jiménez y Agudo, volcados con sus toreros y jaleando como es su obligación a sus favoritos.

Los novillos, a excepción del quinto, salieron encastadísimos, siendo el sexto el paladín de la sangre brava. Ya se sabe los problemas que crea esta catadura tan inhabitual hoy, máxime a chavales poco experimentados como los titulares de las jaraneras peñas. La casta les desbordó, pero dieron la cara con bizarría.

El único que demostró arcanos suficientes fue El Javi con ese primero, al que citaba con la pañosa, cargando la suerte, lo embebía y lo llevaba lejos, quedándose colocado para el siguiente pase. A ello añadió empaque y relajadas maneras, sobre todo en redondos y pases de pecho. Pero ¡ay!, allí sólo jaleaban los espectadores imparciales, 15 ó 20.

Tal vez por ello se desmoralizó y no logró acoplarse al cuarto, al que citaba fuera de cacho. Sin embargo, las jaraneras peñas consiguieron para Jiménez una oreja por una faena valerosísima y encimista a un bicho que pedía distancia y cuyo peligro aumentó la molesta cercanía del diestro. Al segundo le dio muchos pases insustanciales, y a ambos los banderilleó con decisión.

Los partidarios de Agudo casi obtienen un trofeo para su ídolo tras una faena al tercero muy semejante a las de Jiménez, en la que incluyó algún bello retazo suelto. La increíble casta del sexto, que llegó algo crudo a la sarga, le aperreó y hubo de despenarlo con dignidad.

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