Tribuna:VÍSPERAS DE LA CUMBRE

Las START y la modernización de la guerra fría

El tratado START sobre limitación de armas nucleares estratégicas al que pretenden llegar las dos superpotencias, y cuyos extremos deberían quedar perfilados durante la actual visita del presidente Gorbachov a Estados Unidos, no pretende, recuerda el autor, lograr un progresivo desarme. Se trata, por el contrario, de modernizar los arsenales -cuyo poder -destructivo global es 600.000 veces superior a la bomba de Hiroshima- y hacerlos más controlables para perfeccionar el principio de la disuasión nuclear.Uno de los temas más importantes y esperados del encuentro entre George Bush y Mijail Gorb...

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El tratado START sobre limitación de armas nucleares estratégicas al que pretenden llegar las dos superpotencias, y cuyos extremos deberían quedar perfilados durante la actual visita del presidente Gorbachov a Estados Unidos, no pretende, recuerda el autor, lograr un progresivo desarme. Se trata, por el contrario, de modernizar los arsenales -cuyo poder -destructivo global es 600.000 veces superior a la bomba de Hiroshima- y hacerlos más controlables para perfeccionar el principio de la disuasión nuclear.Uno de los temas más importantes y esperados del encuentro entre George Bush y Mijail Gorbachov es, sin duda, la conclusión de un acuerdo para reducir las armas estratégicas, poniendo fin a las negociaciones START, que se iniciaron en 1985, con el propósito genérico de reducir a la mitad (sic) el número de misiles nucleares con un alcance superior a los 5.500 kilómetros.

Las fuerzas nucleares estratégicas de las dos superpotencias militares están formadas por un impresionante arsenal de 4.350 vectores (misiles terrestres y submarinos más los bombarderos), capaces de lanzar 23.420 cabezas nucleares, con un poder destructivo de 9.000 megatones, esto es, 600.000 veces superior a la bomba de Hiroshima. Un arsenal que puede destruir 42 veces consecutivas toda la población del planeta.

Aunque el número de cabezas nucleares está repartido a partes iguales, la URSS tiene gran ventaja en lo referente a misiles situados en tierra, más precisos pero también más vulnerables. Estados Unidos, en cambio, tiene venta . a en el número de cabezas lanzables desde bombarderos estratégicos y submarinos, más difíciles de destruir.

1 La objeción más importante a las START es que, si bien acuerda reducir realmente en un 25%-35% el arsenal estratégico actual, que no es poco, pero tampoco es todo, no poneningún tipo de impedimento para la modernización de lo que queda, suficiente para destruir el planeta más de una docena de veces, y tampoco pone trabas a la investigación de nuevos artefactos de destrucción masiva. Con una mano se reduce el potencial actual, parte del cual ya ha envejecido, y con I -a otra se ponen todos los medios para incrementar el poder destructivo mediante nuevas armas de mayor precisión. Las START se presentan así como el paradigma del arms control, es decir, del esfuerzo para situar la carrera armamentista a niveles controlables, algo muy diferente de los propósitos del desarme, que no se contenta con reducciones parciales, entre otras cosas, porque dificulta su verificación.

Lo que se busca con las START no es un escenario sin armas nucleares, ni tan sólo avanzar en un proceso que nos permita llegar a este fin a medio plazo, sino "la creación de un equilibrio nuclear más estable, en el que la disuasión quede reforzada" (Richard_Burt).

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Los novios de la disuasión nuclear entienden que es necesario modernizar la estrategia nuclear, aunque sólo sea para adaptarse a los importantes avances de la tecnología bélica. Las START ponen el acento en los misiles ICBM, basados en tierra, que poco a poco dejarán de ser el elemento central de la disuasión, dejando su protagonismo a los submarinos y a los misiles de crucero lanzados desde el mar (S LCM) o desde el aire (ALCM). No ha de extrañar, por tanto, que surjan dificultades para lograr limitaciones en este tipo de misiles. La Navy nunca ha ocultado que el control de las armas nucleares navales va en contra de sus intereses, y por ello pone todas las trabas necesarias para impedir una verificación en susbuques.

Esto no quiere decir tampoco que los misiles intercontinentales basados en tierra (ICBM) vayan a desaparecer, ni muchísimo menos. La empresa Martin Marietta, importante contratista del Pentágono, ya ha realizado un estudio titulado Las fuerzas ICBM de EE UU después de las START, en el que propone el desarrollo de 500 pequeños ICBM y 350 Minuteman IV por el módico precio de 33.000 millones de dólares (más de 3,3 billones de pesetas). El pasado año, la Administración de Bush propuso redesplegar 50 misiles Peacekeeper en vagones de ferrocarril, dando movilidad a lo que antes estaba fijo en silos, y adquirir 500 misiles Midgetman, con un coste de 24.000 millones de dólares. También se aprobó continuar con la producción del submarino Trident, un programa de 35.000 millones de dólares.

Gasto militar

Lo cierto es que tanto Estados Unidos como la Unión Soviético han seguido modernizando sus arsenales en los cinco años que llevan desarrollándose las negociaciones START, y prevén gastar miles de millones de dólares en los años posteriores a la firma de este acuerdo, con nuevos y perfeccionados misiles nucleares capaces de liquidar la vida del. planeta.

La disuasión nuclear no ha muerto, simplemente se pone al día y muestra su new look en la comedia del anns control, un sucedáneo del desarme que siempre obtendrá resultados limitados mientras no aborde el control de las estrategias y de la investigación militar.

Vicenç Fisas Armengol es investigador sobre desarme del Centro Unesco de Cataluña.

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