Cartas al director

Campaña anticomunista

Como cristiano, me siento profundamente avergonzado por las recientes declaraciones del Papa en su último viaje a Checoslovaquia. Pero no sólo han sido sus alocuciones públicas lo que me ha preocupado, sino la actitud revanchista y de autobombo utilizada aquí y en la que ha estado ausente el mensaje de reconciliación.No puedo evitar comparar este comportamiento con el que su santidad (y aquí me niego a utilizar las mayúsculas) tuvo en el Chile de Pinochet y en las Filipinas de Marcos, a los que abrazó, perdonó y dio la comunión, y me atrevo a sospechar que hasta llegó a felicitar.

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Como cristiano, me siento profundamente avergonzado por las recientes declaraciones del Papa en su último viaje a Checoslovaquia. Pero no sólo han sido sus alocuciones públicas lo que me ha preocupado, sino la actitud revanchista y de autobombo utilizada aquí y en la que ha estado ausente el mensaje de reconciliación.No puedo evitar comparar este comportamiento con el que su santidad (y aquí me niego a utilizar las mayúsculas) tuvo en el Chile de Pinochet y en las Filipinas de Marcos, a los que abrazó, perdonó y dio la comunión, y me atrevo a sospechar que hasta llegó a felicitar.

Somos muchos (pero que muchos) los creyentes que estamos hondamente preocupados por la línea ultramontana y preconciliar expresada por la Iglesia en los últimos años, en los que parece que se ha crecido con los problemas y contradicciones internos que los países del Este padecen, como cualquier otro país.-

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