Crítica:MÚSICA CLÁSICA

Mahler, con ritmo

La Orquesta Filarmónica de Rotterdam, dirigida por su maestro titular desde 1983, James Conlom, actuó el jueves en el ciclo sinfónico de Ibermúsica como intérprete de la Sexta sinfonía de Mahler. Se trata de una formación importante, flexible y hasta virtuosista en la ejecución, pero un poco agria en el sonido, aun cuando en este aspecto ha de anotarse cierto envaramiento gestual en el director que puede ser causa de resultados francamente duros.Conlom, nacido en Nueva York el año 1950, desarrolla una gran carrera. Es un conductor un líder de gran fuerza más que un refinado desentrañado...

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La Orquesta Filarmónica de Rotterdam, dirigida por su maestro titular desde 1983, James Conlom, actuó el jueves en el ciclo sinfónico de Ibermúsica como intérprete de la Sexta sinfonía de Mahler. Se trata de una formación importante, flexible y hasta virtuosista en la ejecución, pero un poco agria en el sonido, aun cuando en este aspecto ha de anotarse cierto envaramiento gestual en el director que puede ser causa de resultados francamente duros.Conlom, nacido en Nueva York el año 1950, desarrolla una gran carrera. Es un conductor un líder de gran fuerza más que un refinado desentrañador de bellezas; hace más música espectacular que afectiva. La Sinfonía número 6 de Mahler provocó ampliamente esta tendencia a la brillantez junto a una obsesión por la firmeza rítmico-métrica.

Orquesta Filarmónica de Rotterdam

Director: James Conlom. Obra de Mahler. Auditorio Nacional. Madrid, 26 de abril.

La obra, estrenada en Essen en 1906, es un ejemplo claro de dos virtudes fundamentales del compositor: el dominio artesanal y la voluntad de renovación. De modo particular en el aspecto instrumental, la Sexta introduce evidentes novedades de concepto, de recursos y de detalle, y si el andante no posee la belleza de otros tiempos lentos mahIerianos, les gana en originalidad sustancial y de procedimientos.

A grandes trechos, no se advierte en la obra la tragedia o la angustia largamente comentadas, y hasta podemos dar consecuencias casi pastorales. Hay en las ideas menos conformismo que el detectable en otros casos, a pesar de que la frase, encabezada por el breve motivo que muchos llaman "de Alma", pertenezca al mundo sentimental bien agotado por los tardo-románticos. Pero a lo largo de la partitura, escrita para gran formación a cuatro, con rico cortejo de percusiones, se anticipan muchas cosas futuras que hacen de la Sexta una música fronteriza que siempre interesó más a los entendidos que al público llano. Éste, probablemente con razón, cambiaría la Sexta entera por el adagietto de la Quinta. La avasallante versión de los músicos de Rotterdam y su director provocó largos aplausos.

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