Leguina: "Me gustaría conocer el patrimonio de Juan Guerra"

El presidente de la Comunidad de Madrid y secretario general de los socialistas madrileños, Joaquín Leguina, dijo ayer en el transcurso de un almuerzo con periodistas, que le gustaría conocer el patrimonio de Juan Guerra, con el que aseguró no coincidir en absoluto: "No estoy de acuerdo ideológicamente con el señor Juan Guerra. Su mensaje es de que en este país todos tenemos derecho a enriquecernos. No es el nuestro. El nuestro es que todos somos iguales".Leguina reafirmó su creencia de que el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, no había mentido en el Congreso cuando explicó su relaci...

El presidente de la Comunidad de Madrid y secretario general de los socialistas madrileños, Joaquín Leguina, dijo ayer en el transcurso de un almuerzo con periodistas, que le gustaría conocer el patrimonio de Juan Guerra, con el que aseguró no coincidir en absoluto: "No estoy de acuerdo ideológicamente con el señor Juan Guerra. Su mensaje es de que en este país todos tenemos derecho a enriquecernos. No es el nuestro. El nuestro es que todos somos iguales".Leguina reafirmó su creencia de que el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, no había mentido en el Congreso cuando explicó su relación con el escándalo que ha envuelto a su hermano; sin embargo, se negó a opinar sobre la decisión del presidente del Gobierno, Felipe González, de no aceptar la dimisión del vicepresidente.

Los comentarios sobre Juan Guerra, de quien aseguró que debía haber ofrecido explicaciones públicas "desde el primer día", llevaron a Leguina a mostrar su preocupación por el funcionamiento,,de la democracia, cuyo eje básico, los partidos políticos, "no están pasando por un buen momento", en opinión del presidente de la comunidad madrileña.

La clase política, según Leguina, no puede cerrarse en sí misma, ya que se pone en peligro el "juego democrático", por lo que sería deseable un esfuerzo por parte de los aparatos de las formaciones políticas para "recuperar la conexión" con la sociedad que, en última instancia, debe tener mecanismos para controlar a los partidos.