Cartas al director

'Paisito' educado

Acabo de pasar unas semanas en Montevideo. Allí, y a lo largo y ancho del paisito del Plata, me encontré repetidas veces con una vieja amiga, hoy desterrada prácticamente de los usos y modos de nuestra España: me refiero a la palabra señor.

Una palabra que se emplea en Uruguay fluida y naturalmente. Del ciudadano a la autoridad. (de acuerdo, señor ministro); del cliente al camarero (señor, un café cortado); del caminante perdido al que le puede orientar (dígame, señor, si voy bien para tal sitio).

Si a eso se agrega que no oí una palabra más alta que otra ni un voca...

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Acabo de pasar unas semanas en Montevideo. Allí, y a lo largo y ancho del paisito del Plata, me encontré repetidas veces con una vieja amiga, hoy desterrada prácticamente de los usos y modos de nuestra España: me refiero a la palabra señor.

Una palabra que se emplea en Uruguay fluida y naturalmente. Del ciudadano a la autoridad. (de acuerdo, señor ministro); del cliente al camarero (señor, un café cortado); del caminante perdido al que le puede orientar (dígame, señor, si voy bien para tal sitio).

Si a eso se agrega que no oí una palabra más alta que otra ni un vocablo malsonante durante mi estancia en él, hemos de convenir en que el paisito -pequeño en extensión- es muy grande, en cambio, por su condición apacible y por su gentil cortesanía. -

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