Crítica:FLAMENCO

Camarón formó el taco

Camarón hizo lo que se esperaba de él: cantó bien, incluso muy bien en algunos momentos -aunque no llegó a ser una noche gloriosa- y la audiencia, que había pagado 3.000 pesetas por el privilegio de oirle y aún así varios centenares de personas se quedaron en la calle, disfrutó lo suyo.Lo que ocurre es que siempre va dispuesta a disfrutar cuando de Camarón se trata. Porque el público camaronero va entregado de antemano, dispuesto a enloquecer con el ídolo, a poco que éste le dé los pretextos indispensables para ello. Comenzó por alegrías, formalmente correcto, pero distante, sin pasión. Bastó ...

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Camarón hizo lo que se esperaba de él: cantó bien, incluso muy bien en algunos momentos -aunque no llegó a ser una noche gloriosa- y la audiencia, que había pagado 3.000 pesetas por el privilegio de oirle y aún así varios centenares de personas se quedaron en la calle, disfrutó lo suyo.Lo que ocurre es que siempre va dispuesta a disfrutar cuando de Camarón se trata. Porque el público camaronero va entregado de antemano, dispuesto a enloquecer con el ídolo, a poco que éste le dé los pretextos indispensables para ello. Comenzó por alegrías, formalmente correcto, pero distante, sin pasión. Bastó que al final rompiera la voz en un par de tercios y entrara en su juego personalísimo del pellizco y la jondura para que el público se volcara. Y a partir de ahí todo fue una fiesta.

Camarón de la Isla y Manuel Agujeta

Toque: Tornatito y David Serva. Madrid. Colegio Mayor San Juan Evangelista, 27 de enero

Vimos y oímos a un Camarón bien físicamente, relajado. A veces echamos en cara a Camarón la brevedad de sus actuaciones. En esta ocasión cantó 55 minutos, tiempo insólitamente largo para él.

Agujeta cantó 31 minutos y podía haberse ahorrado una buena parte de ellos. No estuvo a la altura. Comenzó por soleares y las degolló de mala manera. Lo mejor lo hizo en bulerías, con momentos excelentes. Por fandangos muy irregular, y en siguiriyas sólo atisbos de la genialidad que puede alcanzar en este palo. Además abusa enfadosamente de unos gritos autojaleadores que más pareciera estuviera arreando al ganado. Ni siquiera se entendió bien con su guitarrista, el californiano David Serva.

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