TRIBUNALES

Querella criminal contra la directora, el médico del geriátrico Alba de Barcelona

María Isabel y Carmen Tárrega Gandia, hijas de Carmen Gandia, anciana que falleció el pasado mes de abril tras estar internada en el geriátrico Alba de Barcelona, acusan a la directora del centro, Isabel López Alba, y al médico, Juan Luis Ferrer Mayol, de un delito de homicidio por imprudencia. La querella fue presentada ayer por ocho familias de otras tantas residentes del geriátrico y por la Coordinadora de Usuarios de la Salud (CUS), entidad que denunció en septiembre pasado las condiciones inhumanas en que vivían 15 ancianas que ocupaban el cobertizo de la residencia. Como consecuencia...

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María Isabel y Carmen Tárrega Gandia, hijas de Carmen Gandia, anciana que falleció el pasado mes de abril tras estar internada en el geriátrico Alba de Barcelona, acusan a la directora del centro, Isabel López Alba, y al médico, Juan Luis Ferrer Mayol, de un delito de homicidio por imprudencia. La querella fue presentada ayer por ocho familias de otras tantas residentes del geriátrico y por la Coordinadora de Usuarios de la Salud (CUS), entidad que denunció en septiembre pasado las condiciones inhumanas en que vivían 15 ancianas que ocupaban el cobertizo de la residencia. Como consecuencia de la denuncia, una comisión judicial visitó el centro el 22 de septiembre y ordenó el traslado de las 15 residentes.Carmen Gandia, de 81 anos, falleció el 23 de abril pasado, a los 15 días de ser sacada por sus hijas del jeriátrico Alba. La familia llevó a la anciana a un médico, al observar que tenía llagas en las piernas. La paciente fue internada en la clínica Pujol Brull de Barcelona, donde le descubrieron otras tres llagas profundas, dos de ellas en la cadera. A pesar de que le fue suministrado un tratamiento a base de antibióticos, la mujer falleció.

La causa de muerte que figura en el certificado médico es la infección generalizada, estado al que llegó, según las hijas de la fallecida, porque en el geriátrico no le curaron las ulceraciones, lo que degeneró en una infección en todo el cuerpo. "Mi madre ingresó en el geriátrico aproximadamente en 1987 y estuvo bien hasta noviembre de 1988, cuando tuvo una caída que la obligó a permanecer en una silla de ruedas", explicaba ayer a este periódico Carmen Tárrega.

La anciana fue trasladada entonces a una especie de cobertizo en el que estaban hacinadas en condiciones infrahumanas otras ancianas, según el relato de la hija. "Nos contaba que la habían llevado de la habitación que ocupaba a otro sitio pequeño en el que estaba amontonada con otras 14 o 15 ancianas más, pero la directora nos dijo que no era verdad, que mi madre estaba mal de la cabeza", contó la hija de la fallecida. La familia de la anciana sostiene que la muerte se hubiera podido evitar si en el geriátrico le hubieran curado las llagas.

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