Una norteamericana, acusada de entregar armas a la guerrilla salvadoreña

Jennifer Jean Casolo, una rubia estadounidense de 28 años, tenía frecuentes contactos con la Prensa internacional acreditada en El Salvador. Su trabajo como organizadora de giras para delegaciones de congresistas, religiosos, maestros universitarios y cualquiera que quisiera venir a El Salvador en una visita de "turismo político" le permitía a la Casolo conversar y saludar a los periodistas. Este domingo, sin embargo, Jennifer estuvo frente a la Prensa, pero sin decir una palabra.Fue presentada en el cuartel central de la Policía Nacional bajo el cargo de almacenar en su casa, ubicada en un ba...

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Jennifer Jean Casolo, una rubia estadounidense de 28 años, tenía frecuentes contactos con la Prensa internacional acreditada en El Salvador. Su trabajo como organizadora de giras para delegaciones de congresistas, religiosos, maestros universitarios y cualquiera que quisiera venir a El Salvador en una visita de "turismo político" le permitía a la Casolo conversar y saludar a los periodistas. Este domingo, sin embargo, Jennifer estuvo frente a la Prensa, pero sin decir una palabra.Fue presentada en el cuartel central de la Policía Nacional bajo el cargo de almacenar en su casa, ubicada en un barrio de clase media de la capital salvadoreña -Miralvalle-, armas y otros pertrechos militares para ser utilizados por el rebelde Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Un impresionante arsenal de armas y pertrechos de guerra capturados erl la noche del sábado y madrugada del domingo fueron mostrados a la Prensa. Ordenados a modo de exposición sobre el armamento que usa el FMLN, la policía presentó fusiles AK-47 de fabricación soviética, un fusil Dragonov, también soviético, y que últimamente se ha convertido en la mejor arma de la guerrilla contra el fuego aéreo de la aviación gubernamental. Igualmente, sacos enteros de munición, varias radios, decenas de bloques de TNT, pequeñas ametralladoras, luces de bengalas y cargadores para fusil.

Según la policía, la estadounidense fue detectada gracias al soplo de un supuesto guerrillero que había sido capturado días antes. No obstante, la información del Ejército (Coprefa) sobre las armas que supuestamente tenía Casolo es contradictorio con el de la policía.

El boletín del Coprefa pone especial cuidado en mencionar las actividades de Casolo organizando las giras de congresistas y de "representantes de iglesias" de EE UU. Este detalle, más el hecho de que haya sido presentada ante las cámaras en una especie de juicio previo sobre su culpabilidad, ha generado temores en miembros de la comunidad religiosa salvadoreña y de extranjeros que trabajan con ello.

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