Editorial:

Ingenio, imaginacion y responsabilidades

UNO DE los argumentos de los portavoces del Consejo de Seguridad Nuclear que el pasado jueves presentaron el informe sobre el grave accidente de la central de Vandellòs 1 (Tarragona) ilustra perfectamente, por su peculiaridad, la idiosincrasia nacional: "El ingenio y la imaginación de los trabajadores fueron vitales para evitar males mayores". Surge de pronto una terminología cálida y literaria en el ámbito de un organismo que situábamos, por su simple nombre, en los umbrales del siglo XXI. De las palabras de los portavoces se deduce que sin la imaginación o el ingenio de los trabajadores de l...

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UNO DE los argumentos de los portavoces del Consejo de Seguridad Nuclear que el pasado jueves presentaron el informe sobre el grave accidente de la central de Vandellòs 1 (Tarragona) ilustra perfectamente, por su peculiaridad, la idiosincrasia nacional: "El ingenio y la imaginación de los trabajadores fueron vitales para evitar males mayores". Surge de pronto una terminología cálida y literaria en el ámbito de un organismo que situábamos, por su simple nombre, en los umbrales del siglo XXI. De las palabras de los portavoces se deduce que sin la imaginación o el ingenio de los trabajadores de la central se habrían producido males mayores, naturalmente no explicitados, aunque imaginables.Frente a ello, un hipotético sistema de extinción de incendios exigido a la central hace más de tres años -desde Chernobil- y no cumplido, la criticada actuación de la dirección de la central, el alucinante equipamiento de los bomberos que trataron de solucionar el incendio con criterios tradicionales en un ámbito mucho más peligroso del habitual, la falta de una infraestructura lógica para posibles evacuaciones, la descoordinación entre la central y los responsables de la seguridad y el gobierno civil, la incomunicación con los municipios más próximos; en fin, todos y cada uno de los detalles que desde el pasado 19 de octubre se van conociendo para desolación de quienes aspiramos a vivir en una sociedad más moderna, civilizada y justa.

El relato que sobre todo ello publica hoy este diario muestra la distancia real que existe entre los administradores -privados o públicos, en este caso el matiz es secundario- y la "imaginación y el ingenio de los trabajadores% distancia que se ha visto acentuada por la falta de sensibilidad de los líderes políticos de casi todos los partidos, que en pleno fragor electoral apenas tuvieron tiempo para analizar el accidente, debatirlo y buscar soluciones.

Un grupo de expertos acaba de señalar que España podría cubrir con energía solar la quinta parte de las necesidades energéticas que necesitará en el próximo siglo. La nueva tecnología en las células fotovoltaicas, y sobre todo las condiciones climatológicas de nuestro país, parecen indicarlo, y en cualquier caso es una posibilidad digna de estudio. ¿Qué ocurrirá el día en que se produzcan en Espafta los primeros muertos por accidente nuclear? La energía solar no es suficiente para atender toda la demanda nacional, pero tampoco cabe despreciarla de antemano con argumentos exclusivamente economicistas o reflejando sus matices utópicos. Hay decisiones políticas en las que lo económico es sólo uno de los factores considerados. Recurrir al ingenio o a la imaginación de los trabajadores en los momentos límites no es sino halagar a una opinión pública cada día más consciente de sus derechos, entre los que destaca el de exigir responsabilidades a quienes tienen como misión racionalizar riesgos y no la cumplen.

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