ltalia endurece su trato con los 'peregrinos' libios

El Gobierno italiano se puso finalmente duro con los libios llegados desde Trípoli para celebrar del día del luto y de la ira y visitar las tumbas en Ústica de los compatriotas deportados por los italianos durante el tiempo de la colonización.Sólo a los 200 autorizados con visado, que llegaron por vía aérea, para conmemorar en Italia el 782 aniversario de dicha deportación les fue permitido moverse con libertad, mientras que a los otros 800 llegados a Nápoles por barco, sin haber obtenido antes del visado, no se les permitió ni bajar del buque y allí tuvieron que permanecer mientras gri...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Gobierno italiano se puso finalmente duro con los libios llegados desde Trípoli para celebrar del día del luto y de la ira y visitar las tumbas en Ústica de los compatriotas deportados por los italianos durante el tiempo de la colonización.Sólo a los 200 autorizados con visado, que llegaron por vía aérea, para conmemorar en Italia el 782 aniversario de dicha deportación les fue permitido moverse con libertad, mientras que a los otros 800 llegados a Nápoles por barco, sin haber obtenido antes del visado, no se les permitió ni bajar del buque y allí tuvieron que permanecer mientras gritaban en árabe toda su rabia y sus enarbolaban sus coloridos eslóganes contra Italia.

Ayer todo acabó con una oración en una parte de la mezquita en construcción en Roma, aunque a primera horas de la noche se recibió con cierto espanto la noticia de que un italiano de 37 años, Roberto Ceccato, apareció ayer muerto a tiros en Trípoli, aunque pudiera tratarse de un delito común.

Pero ni a los autorizados para la visita se les hizo mucho caso. Presionado por las diversas fuerzas políticas ni siquiera el democristiano Flaminio Piccoli les recibió oficialmente, como estaba previsto, con la justificación de que la Embajada italiana en Trípoli había sido asediada y de que los peregrinos llegados masivamente a Nápoles no habían hecho otra cosa que "injuriar a este país". Tanto el primer ministro Giulio Andreotti como el ministro de Asuntos Exteriores Gianni de Michelis, fueron inflexibles al negar el permiso de desembarco a los 800 de Nápoles.

De Michelis afirmó que la petición de indemnización por los daños de la colonización es grotesca, ya que en 1954 todo había sido resuelto, aunque los libios insisten en que Muammar Gaddafi nunca aceptó el acuerdo e insiste que la cuenta sigue pendiente.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En