Crítica:

El corazón y la técnica

Javier Latorre venía a Madrid con el prestigio de los tres premios nacionales logrados en mayo en el concurso de Córdoba; uno de esos tres premios, el Antonio al bailaor más completo. No defraudó, por supuesto. De pies sobre todo, Latorre es un verdadero fenómeno una máquina de hacer baile con rigor, con precisión matemática.

Latorre tiene ahí su fuerza evidentemente, pues con los pies es capaz de hacer todo lo imaginable y más. Ahí puede estar también su peligro, ya que esa sorprendente facilidad lo lleva a una cierta mecanización, siempre reñida con la propia naturaeza de lo ...

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Javier Latorre venía a Madrid con el prestigio de los tres premios nacionales logrados en mayo en el concurso de Córdoba; uno de esos tres premios, el Antonio al bailaor más completo. No defraudó, por supuesto. De pies sobre todo, Latorre es un verdadero fenómeno una máquina de hacer baile con rigor, con precisión matemática.

Latorre tiene ahí su fuerza evidentemente, pues con los pies es capaz de hacer todo lo imaginable y más. Ahí puede estar también su peligro, ya que esa sorprendente facilidad lo lleva a una cierta mecanización, siempre reñida con la propia naturaeza de lo jondo, en que el sentimiento, el corazón, debe prevalecer sobre la técnica.

Con la mente muy clara, de acuerdo, racionalizando el baile pero sin convertirlo en pura álgebra. Es un delicado equilibrio difícil de alcanzar en el que, a mi entender, radica el genio de lo jondo.

Arte flamenco en el Retiro

Baile: Javier Latorre, con Manolo Sevilla y Juan Reina al cante y Manuel Flores y Niño del Tupé al toque. Madrid, Jardines de Cecilio Rodríguez, 12 de agosto.

Martinetes

Con el cante siempre notable de Reina y Sevilla y un toque muy ajustado a las exigencias del baile, Latorre desarrolló martinetes -quizá fue excesiva la percusión en yunque y cajón-, bulerías y alegrías. Tres bailes de distinto carácter en lo estético y en lo emocional. Tres creaciones importantes de este bailaor, que se equivoca quizá al afrontar los tres con el mismo talante expresivo. ¿Bailaor, pues, de un solo registro? Espero que no. En cualquier caso, un notable bailaor.

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