Tribuna:

Arbitraje y poco más

La inercia alcista de los mercados internacionales se ha dejado sentir con fuerza en estas bolsas, aunque sería más exacto limitar esta inercia a los tres valores que cotizan en alguno de los grandes centros de contratación internacional. La impresionante subida de alguno de estos valores no ha servido, sin embargo, más que para poner de manifiesto la ausencia de ideas y de orientación del resto del mercado, atenazado por las realizaciones de beneficios y la indecisión.Las sociedades del sector público español están haciendo las delicias del arbitraje internacional, pues acusan inmediatamente ...

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La inercia alcista de los mercados internacionales se ha dejado sentir con fuerza en estas bolsas, aunque sería más exacto limitar esta inercia a los tres valores que cotizan en alguno de los grandes centros de contratación internacional. La impresionante subida de alguno de estos valores no ha servido, sin embargo, más que para poner de manifiesto la ausencia de ideas y de orientación del resto del mercado, atenazado por las realizaciones de beneficios y la indecisión.Las sociedades del sector público español están haciendo las delicias del arbitraje internacional, pues acusan inmediatamente cualquier oscilación, bien de un mercado, bien del dólar, Iimitándose los inversores autóctonos a proveer de papel a aquellos que se de

dican a nutrir la demanda de otras bolsas mejor orientadas. Repsol se disparó ayer gracias al mercado londinense, en el que el precio de sus acciones estaban casi 10 pesetas por encima del máximo pagado en el corro madrileño. La simultaneidad de la contratación en ambos mercados facilitó la colocación inmediata del papel, y hasta mantuvo un buen grado de demanda una vez concluido el corro. Endesa también recibió órdenes de compra por lo mejor, lo que le permitió superar el 300% sin problemas, mientras que Telefónica estuvo más débil. El resto se limitó a capear el temporal del viernes sin crearse problemas.Las posiciones al cierre insistían en torno a esos valores privilegiados, concediéndoles a los demás el beneficio de la duda.

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