Tres opciones

Estados Unidos tiene tres opciones posibles para llevar a cabo una acción de represalia, si un eventual agravamiento de la crisis de los rehenes decide a George Bush a usar la fuerza militar. Sin embargo, ninguna de las tres entusiasma demasiado a los estrategas militares del Pentágono, debido principalmente a la falta de la información adecuada sobre la localización exacta de los diversos grupos terroristas que operan en Líbano.La primera posibilidad estudiada por los estrategas militares es un intento de rescate de los rehenes por grupos de operaciones especiales, principalmente los...

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Estados Unidos tiene tres opciones posibles para llevar a cabo una acción de represalia, si un eventual agravamiento de la crisis de los rehenes decide a George Bush a usar la fuerza militar. Sin embargo, ninguna de las tres entusiasma demasiado a los estrategas militares del Pentágono, debido principalmente a la falta de la información adecuada sobre la localización exacta de los diversos grupos terroristas que operan en Líbano.La primera posibilidad estudiada por los estrategas militares es un intento de rescate de los rehenes por grupos de operaciones especiales, principalmente los marines que se encuentran a bordo de la Sexta Flota. Sin embargo, los riesgos de esta operación son infinitamente superiores a sus posibles ventajas. Incluso aunque se consiguiera infiltrar secretamente a un grupo de comandos en Líbano, la vida de los rehenes correría un tremendo peligro una vez que el grupo de comandos fuera descubierto por los secuestradores.

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En segundo lugar, el Pentágono hace tiempo que considera la utilización de aviones de la Sexta Flota para bombardear las bases terroristas en el valle de la Bekaa y, concretamente, el acuartelamiento Jeque Abddullah, en Baalbeck, donde se sabe que la plana mayor de las milicias shiíes se reúne periódicamente. La principal dificultad para llevar a cabo esta operación reside en el coste de vidas humanas inocentes que tal bombardeo indiscriminado produciría, sin contar el hecho de que el valle de la Bekaa está prácticamente controlado por Siria, un país con el que Washington está tratando de recomponer sus relaciones.

Y queda, por último, la tercera opción: una represalia fulminante contra Irán, muchos de cuyos dirigentes son considerados en Washington como inspiradores y patrocinadores de los grupos terroristas fundanientalistas que operan en Líbano. Si esta opción, que es la que cuenta con más partidarios, se llevara a cabo, el poderío militar norteamericano se dirigiría contra dos objetivos específicos: los pozos petrolíferos y el sistema de comunicaciones.

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